Hoy queremos presentar al encargado de las críticas de cine en Repámpanos, René Champiñac. A él mismo le gusta recordar que lo suyo era la equitación, pues era un prometedor jinete hasta que una caída tonta de su jaca preferida, Rijosa III, le dejó medio tonto, por lo que se dedico a la crítica de cine, para la que como todo el mundo sabe, no hacen falta muchas luces.
Cursó por correspondencia varios ciclos monográficos sobre cine en la prestigiosa École Politechnique Agricole de Coñac, empapándose de las nociones básicas del cine (donde está la taquilla, cuantas butacas cogen en una sala, para qué sirve la pantalla). Acabada esta etapa, se decidió a recorrer mundo para aumentar su bagaje.
Nuestro amigo puede presumir de haber sesteado en la salas de los cinco continentes, mientras se seguía empapando de los distintos alcoholes bebestibles que iba encontrado y haciendo acopio de lo mejor de cada filmografía. Viva impresión guarda del cine experimental norcoreano, la temática surf en el cine islandés, la nouvelle vague boliviana y de una taquillera de Écija que le pegó las ladillas.
Por fin, llegó el momento en que se vio con fuerzas para ejercer el sacerdocio de la crítica. Sus primeras reseñas aparecieron en un periódico gratuito que se repartía en la feria de ganado de Mondoñedo, donde informaba a ganaderos y chalanes sobre la última de Bergman o Antonioni. Desde aquella, su trabajo se ha publicado en mil y un lugares: El Caso, El Santo, Punto de cruz, Lib, Penthouse, Personal Computer, etc. Miles de lectores han confiado en su criterio a la hora de seleccionar película, y más de uno se ha acordado de toda su familia una vez salido del cine, pero desagradecidos hay en todos los sitios.
A pesar de echar de menos su dulce Francia, a la que no quiere volver por ciertos problemas con unas facturas impagadas, gracias al rioja su estancia en nuestro país es cada día más llevadera.
Así que ya saben, amigos lectores, cualquier duda sobre el séptimo arte no duden en mandárnosla, que René se la aclarará, pues está empapado de los datos más sorprendentes y jugosos de este mundillo. Sabían que John Wayne era adicto al bacón, que George Lucas se lanzó a rodar
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