Quinceañero virgen, con espinillas y ortodoncia, y sin visos de cambiar de estado a medio plazo. Aplaca su virulencia hormonal, solo en parte, con todo tipo de pitidos eróticos que comparte con los colegas, compitiendo a ver quien consigue el politono más cafre. Busca con ello llamar la atención de las churris de clase, que le tienen catalogado entre los babosillos salidos. Con el tiempo, acabará pillando cacho en algún megafestival veraniego con alguna borrachuza de Móstoles.
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