Están aquí las inevitables navidades, momento en que las grandes marcas preparan sus publirreportajes más cuidados como altruista aportación al ambiente festivo y fraternal de estos días en que se reencuentran los viejos amigos y se reúnen las familias alrededor de banquetes pantagruélicos, mientras por pueblos y ciudades suenan hipnóticamente los entrañables villancicos.
Si hay un anuncio que marca el arranque de estas fechas, muy por encima del de Freixenet, es el de Pacharán La Roncalesa, que no vuelve por navidad ya que todo el año está en casa de sus muchos consumidores. La Roncalesa entona el cuerpo, fortalece el alma y ayuda al entendimiento a sobrellevar el rosario de citas familiares que nos aguarda. Cómo si no aguantar las batallitas del tío abuelo, los envenenados dardos de la suegra y las bromas pesaditas de los sobrinos. Enzarzarse en disputas sobre a qué residencia llevar a la abuela o sobre el dinero que me debes a ver si me lo devuelves, con el cuerpo caliente gracias a este mágico elixir, son más llevaderas y los resultados más rotundos.
Este año nuestra Sonsoles ha sido la elegida para protagonizar el spot de Pacharán La Roncalesa, en ajustada lid con Carmen Machi y Belén Esteban, y ser una de las caras de la navidad. Aparecerá flotando en un mar de rosado licor, todo su cuerpo rodeado de endrinas, dejándose llevar por olas de suave placer, por húmedas corrientes que caracolearán entre sus piernas. Baño anisado en el que muchos quisieran estar, que con lo que levantan el codo bien parece que estén todo el día sumergidos. El pacharán derramándose hilo a hilo por la piel de Sonso va a ser ese oscuro objeto del deseo estas navidades.
Así que dejen a un lado esos vinos con burbujas y tómense un trago de una bebida con personalidad, hecha para gente recia y de ideas claras, aunque escasas. Dulce orujo de endrinas, en cuyo corazón guardas el carácter montaraz y tierno de los valles pirenaicos, vela por tus seguidores para que no pasen de secano las malditas navidades.
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