miércoles, 19 de diciembre de 2007

Gadgets IV Ordenador a pedales



El sedentarismo es uno de los grandes males que se ciernen sobre el hombre del primer mundo en el siglo XXI. El intelecto es el que maquina y produce, mientras el músculo duerme y el tendón se atrofia. Para mucha gente, el ejercicio más complejo al que se someten a diario es el de atarse el zapato o lavarse los dientes, y algunos ni eso, que usan cepillo eléctrico.

Para coger tono muscular e imprimir un giro más dinámico a su vida, aquí llega el primer ordenador a pedales, invento de los estudiantes de la universidad politécnica de Madrid. Pisando el informe PISA, que dejaba por los suelos a los estudiantes, vienen éstos a demostrar que el ingenio y la técnica ibérica están en su mejor momento, y si los yanquis tienen cabeza para diseñar ordenadores, aquí tenemos pies para echarlos a andar.

Todo son ventajas con este invento. Para el trabajador, que puede pedalear durante ocho horas seguidas y generar la corriente necesaria para el ordenata, a la par que conseguir un cuerpo escultural. Para el empresario, que ahorra energía y hasta igual puede vender el excedente si sus empleados meten el piñón pequeño. Totalmente respetuoso con el medio ambiente, aunque un cierto olor a sudor es posible que se extienda por las oficinas. Podría diseñarse algún simulador para que suban los puertos señeros del Tour o la Vuelta y estimular la sana competencia. El único peligro es la debilidad de todo aquel que se dedica al pedaleo, el doping, pero con análisis sorpresa aleatorios a la plantilla se tendría controlado el asunto.

Mens sana in corpore sano con este rompedor invento que hará las delicias de los hasta ahora esclavos oficinistas, que verán ampliada su esperanza de vida gracias a los chicos de la politécnica, que ya están ultimando el prototipo de orinal a pedales con paracaídas incluido o el botijo con mando a distancia.

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