lunes, 17 de marzo de 2008

Churros explosivos


Bush buscando las armas de destrucción masiva por Irak y Afganistán, cuando las tenía más cerca, en Chile mismo, en forma de churros explosivos. Hace cuatro años el diario La Tercera en uno de sus suplementos publicó una receta de churros, con tan mala suerte que catorce personas que probaron suerte acabaron alcanzados por los dichosos, que explotaban al freírlos. Hoy el periódico ha sido condenado a pagar 250000 dólares de indemnización a las atribuladas víctimas, que desde aquella lo más arriesgado que hacen en la cocina es abrir latas de espárragos.

La receta apareció en el suplemento Mujer, suponemos que una de esas revistillas meningíticas para adoctrinar en trapos, trucos y potingues a las sufridas mujeres de nuestro tiempo. Y una sección que no puede faltar en estas publicaciones, por muy independientes y modernas que sean sus lectoras, es la de gastronomía, que si no se manejan en los fogones ya se sabe que al final se quedan para vestir santos. Así que unas cuantas que igual tenían cita romántica con ese jefe de negociado que se hace el remolón o con el que lee con fruición a Isabel Allende en el café, deciden darle un toque personal a la cena a base de sushi y falafel, y de postre unas ricas porras con chocolate. Pero a la revista que les recomienda las mejores cremas esfoliantes, cuales son las últimas tendencias cucharillas de postre o les propone un test sobre sus tetas, se le olvida advertir sobre que la masa de los churros tiene vida propia. Pásate media vida cuidándote el body para acabar churruscada por un fruto de sartén.

Esto pasa por intentar ningunear al noble gremio de churreros, abnegados profesionales que día a día se juegan la vida al borde de la freidora para hacer felices a nuestros estómagos. También corremos el riesgo de que la noticia llegue a oídos de Bin Laden y empiecen a estallar por doquier terroristas suicidas con cinturones llenos de churros. Y es que con las cosas de comer no se juega, que ya se sabe que los churros los carga el diablo.

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