Enterados del nuevo gobierno, nos toca a nosotros la ingrata tarea de informarles que los que están en boca de todos no son más que marionetas, una pantalla tras la que se esconde el verdadero poder en la sombra que rige nuestros tristes destinos. Un estudio en profundidad de todas las cloacas de la Moncloa por parte de nuestro arrojado repórter Rebellón, ha dado con la lista de los que mueven los hilos. Aquí va en exclusiva mundial para los lectores de Repámpanos.
Ministro de economía: El Dioni. Experto en la delincuencia de guante blanco y en los grandes movimientos de capital, es el más idóneo para capear la crisis que se avecina. Para reactivar la economía ha ideado un plan para unir con alta velocidad toda la red de puticlubs y el fomento del turismo sexual con la creación de parques temáticos como Sexoscope o Port Ñacañaca.
Ministro de Exteriores: José Antonio Labordeta. Abandonadas las veleidades regionalistas, sale a relucir su lado más cosmopolita aderezado con su espíritu viajero. Dada su costumbre de desplazarse a pinrel y pararse a comer de gorra en cualquier parte, saldrá con semanas de antelación a las distintas cumbres a las que tiene pensado asistir, como la del grupo de seguimiento de la producción de Avecrem, a celebrar en Vladivostok. Otro proyecto muy acariciado por él es una campaña de promoción de la jota en la gran manzana.
Ministro de Interior: Nacho Vidal. Posiblemente el que más interioridades ha conocido de más gente, dándoles a todas sin ningún tipo de discriminación. Ante cualquier contratiempo o algarada, siempre con la porra dispuesta a contentar a las manifestantes. Piensa instaurar una jornada de piernas abiertas en todas las casas cuartel, para que la ciudadanía confraternice con el cuerpo de la guardia civil.
Ministro de cultura: Francisco Ibañez. Único artista que no vive de subvenciones y creador de los personajes más internacionales de la casi inexistente cultura española. Mortadelo y Filemón, reyes de la chapuza y el despropósito, representan como pocos las esencias patrias. Hora es de concederle una poltrona para que descanse. Su primera Orden Ministerial será una tajante prohibición a que el Sabina vuelva a escribir un solo verso.
Sanidad y consumo: Pocholo: a su exquisita formación académica añade un gran conocimiento de la problemática del ciudadano corriente a la hora de auto medicarse o estimularse. A la manera de la de paradores, piensa crear una red estatal de after hours para que el personal suelte adrenalina o lo que se tercie. Es voluntad suya la promoción de la alubia de Guernica, obligando a todos los restaurantes a que la incluyan en su menú, y la instauración del Día de la exaltación de la alubia, festivo a todos los efectos.
Ministra de Justicia: Isabel Pantoja. Conocedora como pocas de todos los intríngulis del mecanismo judicial desde todas las perspectivas, pondrá al día la justicia de su retraso secular a base de la infalible técnica de la desaparición de expedientes. Se piensa estrenar con una gira por todos los juzgados para motivar a los funcionarios al grito de Se me enamora el alma.
Ministra de Investigación y ciencia: Ana Obregón: era evidente para todos la burda maniobra de colocar a una bióloga guipuzcoana en este ministerio clave cuando la que corta el bacalao en este sector es Anita la Fantástica, bióloga emérita por la Cuzcurrita University. Sus líneas de trabajo estarán destinadas a la creación de un software para armonizar el estilismo de los trajes de verano con el de los descapotables, así como el estudio del índice de rozamiento de los trajes de Dolce & Gabbana en pieles adolescentes como la suya.
Ministra de Defensa: Pitonisa Lola, cuyo olfato estratégico y conocimientos de geopolítica hacen de ella pieza clave en la defensa nacional. Para contrarrestar el Escudo antimisiles de Bush, está ultimando un avanzadísimo sistema de defensa a base de cubrir todo el perímetro peninsular de velas negras y hacerlo impenetrable a cualquiera con aviesas intenciones.
Finalizamos con el principal activo del nuevo gobierno en la sombra, Acisclo Tilde, en la fotografía, nuevo vicepresidente sin cartera con dedicación exclusiva a asuntos de protocolo, pompa y boato. El será el encargado de preparar los saraos de la casa real, las comilonas después de los consejos de ministros, los picnic con periodistas en la sierra o las cuchipandas en el Palacio Real. Su anterior cargo, dinamizador sociocultural del vestuario del Real Madrid, le hace acreedor de los galones necesarios para que este gobierno pase a la posteridad, sino por sus logros, si por sus resacas.
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