Potorrola, compañía líder en terminales móviles, acaba de sacar el teléfono definitivo. Cansados ya de aparatos que incorporan un montón de utilidades totalmente inútiles tal que videoconferencia para que la parienta vea que estás reunido, pero con los amigos en el bar, o cámara con tropecientos megapíxeles, ideal para atrapar momentos como cuando alguien estornuda encima de los cruasanes de tu cafetería favorita, el uso horario de las Malvinas, el desvió de llamada a la carpeta de spam de tu correo electrónico, conexión vía satélite con la bolsa de Chicago, reproductor de MP4 en tres dimensiones, o un lote de politonos con nocturnos de Chopin.
El nuevo modelo de Potorrola ZHR 69103, además de todas estas pijoletadas con las que dar envidia a tus amistades, porque uso poco tienen, incorpora una revolucionaría tecnología que conjuga la ubicación GPS con la física del trasiego de líquidos, los campos magnéticos y el análisis de ondas cerebrales para conseguir el primer móvil zahorí, capaz de encontrar corrientes de agua hasta en las situaciones más adversas.
En un momento en que la sequia nos asedia hay que pensar en el bien común. En esos tiempos muertos en que uno manda mensajitos moñas a los colegas del curro, hecha un solitario, se agencia un salvapantallas de Massiel o bombardea sus tímpanos con El cante del loco, que mejor que hacer un reconocimiento del terreno para encontrar afloramientos de agua, manantiales y otras fuentes donde saciar esa sed que nos abrasa. Móvil en mano, déjese llevar por el radar sísmico que incorpora integrado a un detector de líquidos, y cuando empiece a vibrar, excave y hará brotar la felicidad en forma de agua. Conviértase en referente social, puntal de su comunidad, solucione usted solito los líos de trasvases, captaciones y demás lides líquidas.
Se estudia hacer varias versiones. Una discriminará entre diferentes tipos de líquidos, con el fin de que cada cual busque el que más le interese. Unos optarán a detectar almacenamientos de cerveza, otros bodegas de vino, reservas de gaseosa, manantiales de horchata o lo que se tercie.
Otra versión se comercializara con detector de metales, muy útil para rastrear dentaduras postizas en las playas, espoliar yacimientos arqueológicos o buscar calderilla en las papeleras.
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