Si ya estos tiempos modernos son cada día más peligrosos, los hay empeñados en vivir al límite, acabando víctima de la vorágine tecnológica. Porque un accidente como el que pasamos a contarles solo en nuestra época se puede producir. Un usuario del tren de alta velocidad francés acabó con el brazo atrapado en el retrete al intentar recuperar el móvil que por allí se le había caído. Dos horas tuvo que parar el TGV para que los bomberos sacaran del atolladero al joven de 26 años. Al final salió del tren en camilla pero con el retrete a modo de guantelete.
El asunto parece el colmo de un geek, traicionado por la tecnología que tanto adora. En vez de evacuar aguas, que es el uso habitual de los aseos, andaría comprobando la cobertura del móvil o dando caña en algún foro de coprofagia y se le fue la mano. O se equivocó de mano y tiró el móvil en vez del papel higiénico. Desde aquí recomendamos encarecidamente no andar navegando mientras tenga las posaderas ancladas a la taza. No nos extrañaría que nuestro infeliz usuario de la alta velocidad estuviera reportando vía Twitter informaciones de la enjundia de “los dispensadores de jabón de los aseos del TGV no reconocen la última versión de Ubuntu”. Pero revolver en la mierda, aunque sea a 300 por hora, queda poco cool, por lo que nos tememos que su popularidad en Facebook va a caer más en picado que las acciones de Telefónica si la presidiera Carmen Hornillos, pero en las páginas sobre ergonomía de urinarios seguro que tiene mucho que decir, y de primera mano. Nosotros le recomendamos que abra un blog para compartir sus vivencias en el lado guarro de la tecnología y que demande a la compañía ferroviaria por no informar en su web sobre cuando y como hay que meter la mano hasta el fondo.
4 comentarios:
La escusa del móvil es cada día más popular. Debo reconocer que en muchas ocasiones yo también culpo al móvil para ocultar mis verdaderas intensiones.
El móvil es el nuevo becerro de oro, todo es poco para satisfacerle: salvapantallas, politonos, bolsitos de punto para protegerlo. Qué menos que al menos nos sirva de escusa
Igual consiguió el sueño de todo flipado por la tecnología: cagar un Ipod.
Habría que seguir la noticia. Si, efectivamente lo consiguió, habría que ver cómo. Si pudiéramos cagar ordenadores, consolas de videojuegos o DVDs, seguro que muchos de los problemas del mundo se arreglarían.
Si fuera así, la mierda se pondría a precio de oro, y a los pobres nos la requisarían en el acto.
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