Pocos personajes públicos tan incomprendidos y vituperados como Francisco José Rivera Pantoja, Paquirrín en el siglo, Kiko en la intimidad. Difícil ser el hijo de nadie, pero más ser el hijo de alguien, y si tus padres son un dios del planeta taurino como Paquirri, poderío y tragedia conjugados en su racial talle, y la Pantoja, diosa de la copla, dueña de un lirismo arrebolado de jaca y reja, hasta los mismísimos titanes trastabillarían ante tan pesada carga. Pero Paquirrín lleva sobre sus hombros esta herencia con el aplomo de alguien acostumbrado a caminar a diario sobre el filo de la historia.
Queremos resaltar ante todo la absoluta coherencia moral de nuestro hombre. Siempre fue consciente de su temperamento artístico y sabedor de que su muñeca nunca podría trazar, como su padre, los hondos pases que dejaban los corazones en suspenso. Tampoco su garganta llegaría a trinar igual que la de su madre, emoción a caño libre que eriza hasta el pelo del pescuezo de sus seguidores. Pero Paquirrín, con esa alma de nardo de árabe andaluz, eligió el camino más difícil y sacrificado, el de la no acción, el de la negación del arte. Consciente desde su más tierna infancia de que estamos viviendo el fin de los tiempos y solo asistimos a un infinito reciclado de ideas mil veces exprimidas, decidió contener para sí su talento y no llenar el mundo de más objetos vacuos. Mientras sus hermanastros se arrastran por plazas de segunda y su madre, cansada y vieja al fin, graba discos de villancicos, el no se ha dejado llevar por cantos de sirena, aunque hemos podido disfrutar de ramalazos de su talento.
El gracejo y desparpajo que se gasta, la donosura no sabemos bien heredada de quien, la apostura pizpireta con la que se llena de razones y roba corazones son el reflejo de una intensa vida interior, de una sensibilidad exacerbada. Esta hiperestesia fue la que le llevó a colaborar en la creación del archi famoso pollo a la Pantoja, condumio seminal de la nueva gastronomía y plato hoy totalmente aceptado en la alta cocina internacional. Las escasas ocasiones en que hemos podido disfrutar de su prosa nos retrotraen a los mejores momentos de las vanguardias. SMS como “eres guapa y estás buena, mañana te follo, vale?” apuntan directamente a los putrefactos de Dalí. Musicalmente, sus performances como disc-jóquey han hecho temblar los fundamentos del reggaeton y el hard trance, fundiendo la cultura de club con la de puticlub, logrando una de las más genuinas expresiones artísticas del siglo XXI.
No solo en la vertiente artística ha dejado su impronta a pesar de su ascetismo estético, el campo laboral es terreno abonado para sus logros. Aunque fugaz, su etapa como tiburón inmobiliario se dejo sentir en las principales plazas financieras, sabiéndose retirar a tiempo antes de que le pillara la crisis. Ahora, metido en el mundo de la publicidad, cede esa percha que Dios le ha dado para vender armarios, sofás o lo que se tercie.
Pero lo que más ampollas levanta es su agitada vida amorosa. Ejemplo vivo de la pujanza de la raza, con un físico todo terreno y resultón y la empatía que le da el profundo conocimiento de la condición humana, no hay hembra que se resista a sus encantos. Al contrario de los gustos aristocráticos de sus hermanastros, Kiko, tan cálido y cercano, siempre se ha sentido a gusto entre el pueblo llano, al que ama con todas sus fuerzas. Y si en su cama nunca falta una Maru o una Pepi a la que trajinarse, tampoco falta en el plató algún leal amigo que vaya contando sus proezas, que a él su natural timidez se lo impide, no en vano folla en camiseta.
Por ser un referente ético y estético, espejo de personas de físico alternativo, ejemplo de laboriosidad y Casanova andalusí, por todo esto y muchas cosas más hacemos esta vindicación de Paquirrin y rogamos a nuestros dioses para que nos siga proporcionando tan buenos ratos como hasta ahora.
6 comentarios:
Aplaudo con los ojos llenos de lágrimas. Tu panegírico me transmite la inefable sensación que me produciría un remake de "Aquí hay tomate" por la 2.
No hay que descartar la posibilidad de que el mismo Kiko en persona presentara tal programa, que arrojo no le falta y como no ve el peligro...
Hola, vengo del blog de batiburrillo, y no puedo evitar descubrirme ante tan sentido homenaje a este maestro incomprendido. Sólo puedo unirme al deseo de verlo en televisión hablando, ya que sólo recuerdo haberlo visto moviendo la boca en una secuencia en la que daba buena cuenta de un chuletón con ansia feroz y descarnada, sin duda provocada por su bulliciosa inquietud epistemológica.
Dices bien Richard, que ya le viene de antiguo su interés por la naturaleza y cualidades de la materia, no en vano cuando le vemos magreando a alguna moza no es más que experimentos sobre la resistencia, ductilidad e índice de refracción de dicha materia sólida, nada que ver con la concupiscencia que otros mal pensados le atribuyen.
no, en serio....
con las dos chicas creo que nos sobraba a todos y seguro que hubiesen vendido más
Sí, pero nos hubieramos reído menos
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