domingo, 21 de diciembre de 2008

Mensaje real


Wenceslao Rebellón, disfrazado de fallera mayor, ha conseguido colarse en el palacio de la Zarzuela y hacerse con el borrador del mensaje real que este año nos toca. Aquí lo tienen en exclusiva mundial, con jugosas novedades.

Españolas y españoles, vasallos todos, en estas entrañables fechas en que la reina y yo nos asomamos a vuestros hogares con el fin de felicitaros estas fiestas navideñas queremos aprovechar la ocasión de agradeceros la servil admiración que nos profesáis y que tanto nos gustaría poder corresponder. Prometemos seguir como hasta ahora, una mano firme en el timón de la nave del estado y la otra en el güisqui.

La corona, símbolo de la unidad y la permanencia de la patria, siempre atenta a las inquietudes de sus gentes, no podía obviar la presente situación de crisis que nos azora, por lo que hemos dispuesto un recorte presupuestario para solidarizarnos con todos aquellos que no viven de la sopa boba. Así nuestras tradicionales vacaciones en Mallorca serán sustituidas por una estancia en un albergue de peregrinos en Mansilla de las Mulas, agreste rincón leones donde siempre nos hemos sentido como en casa y donde puedo presumir de campechano mientras pego la hebra entre chalanes y porqueros. Así mismo, la tradicional cacería de osos borrachos a la que solía asistir en mi calidad de máxima autoridad en osos borrachos queda pospuesta sine die.

Quiero que sepan todos que en estos momentos de dificultades económicas no ha de temblarme el pulso a la hora de mandar trabajar tanto a mi familia como al resto del personal de palacio. Con la intención de dinamizar la economía he tomado la decisión de que la infanta Elena abra una mercería en Cercedilla. El príncipe Felipe se dedicará con ese salero y humor que le es tan propio a la promoción del pimentón en Arrankudiaga, atendiendo las necesidades de un sector tan estratégico para nuestra economía. Por otra parte, la infanta Cristina, que tan arraigado tiene el sentido de la beneficencia, está implicada en un proyecto de cooperación con el tercer mundo para que cada infante tenga su correspondiente babero bordado.

Como muestra de gratitud por la comunión total entre la corona y el pueblo, envidia de otras naciones y ejemplo vivo de concordia, la reina y yo hemos decidido que en lo sucesivo el vermut de los domingos de todos nuestros súbditos corra a cargo del presupuesto de la casa real. Lamentablemente, las rabas las seguirán pagando ustedes.

También es intención nuestra el promover una reforma constitucional para que los robos en el guardarropas real por parte de la ex familia política sean considerados delito de lesa majestad (¡Marichalar devuélveme mis gayumbos de seda salvaje!)

Por último, no quiero terminar sin agradecer a todos y cada uno de ustedes su decisiva aportación para que durante todos estos años hayamos estado viviendo como reyes. En esos duros momentos, como cuando tomamos el sol en la cubierta del yate o llegamos extenuados al hotel de Baqueira Beret tras todo un día esquiando, solo nuestro espíritu de sacrificio y vocación de servicio en aras del bien común nos hace continuar. Muchas gracias, y esperamos seguir sirviéndoles muchos años más.

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