Desde que nuestro señor Jesucristo en uno de esos días tontos que tiene cualquiera dijera lo de tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, ésta se ha dedicado con devoción a dos asuntos: a saber, sacarle los cuartos a su grey y amargarles la vida todo lo posible. Veinte siglos llevan demonizando cualquier cosa que pueda reportar un ápice de felicidad a sus fieles.
Gracias a Dios últimamente claman en el desierto, que la gente piensa por sí misma, y no ven manera de putearles. Por estas fechas se celebra la cuaresma, cuarenta días con más restricciones y rezos que una fiesta de guardar. Antiguamente estaba prohibido comer carne, pero de eso la peña ya ni se acuerda, por lo que las calenturientas mentes eclesiásticas están buscando nuevas maneras de ayunar para conmemorar la muerte de su patrón. La diócesis de Módena, en Italia, propone a los jóvenes “un día sin SMS” o que todos los viernes de cuaresma la gente apague il telefonino, con lo cual podemos deducir que la Iglesia no tiene muchas inversiones en el sector de la telefonía. Los de la diócesis de Venecia van más allá y piden a su rebaño que estén cuarenta días sin consumir agua embotellada, solo del grifo. No sabemos qué van a hacer ahora todos estos pastilleros que pasan el finde agarrados al botellín de agua natural carbonatada de las termas de Peña Rajada en Abubilla de la Serena, a lo mejor se pasan a la gaseosa.
Por ayudar en esto de ayunar, proponemos que los políticos prescindan en esta cuaresma del coche oficial y vayan a trabajar en metro en hora punta, emparedados entre un gordo poco aficionado a la ducha y una lectora montaraz que les clave Un mundo sin fin en el esternón. Los forofos futboleros podían invertir el tiempo que dedican a vociferar en el estadio a vestir santos en la iglesia, elaborar cirios o hacer los coros en las novenas.
Pero no desesperemos, que puede que no esté lejos el día en que los católicos, los protestantes ya son un caso perdido, abandonen su obsesión por la muerte y el sufrimiento, bajen a su Cristo de la cruz y se conviertan de verdad y no de boquilla en una religión de amor y vida. Mientras, todo el que se acerque a la Iglesia quedará como S. Juan de la Cruz cuando glosaba lo de entreme donde no supe y quedeme no sabiendo.
4 comentarios:
No creo que, en estos tiempos, los politicastros que tenemos se atrevieran a viajar en metro a hora punta, pero me encantaría que lo hicieran, a ver que pasaba.
A ver si pasa pronto la Semana Plasta, con sus acólitos a lo ku kux klan y sus lacitos de colores XD
...y las saetas, las procesiones, los pasos, las tamborradas... la vuelta a la edad media es lo que es
un tema peliagudo pero sinceramente creo que llevas mucha razón. El amor y la vida es más grande que cualquier religión, de hecho hay muchos valores trastocados porque la iglesia la hacen hombres (que no mujeres no?) y por definición los hombres somos tontos y a veces cabrones...
Tienes más razón que un santo
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