Si señores, vamos a hablar de inteligencia musical, no de la emocional con la que justificamos cualquier tipo de jugarreta. Virgil Griffith, estudiante del California Institute of Technology ha cotejado los gustos musicales de unos cuantos estudiantes con las notas obtenidas en lo que sería la selectividad USA. Los resultados son de lo más sustancioso.
Los más cortitos, los que menos calificación sacaron, se machacan los tímpanos a base de Beyonce, Justin Timberlake o el reggaetón. Los de nota normalita optan por la mediocridad: Eagles, Jimi Hendrix, Norah Jones o Elton John. Y los de buena nota se lo hacen con Radiohead, U2 o Dylan, y ya en la cumbre Beethoven, que parece ser el único autor clásico que conocen los mozalbetes de Kansas o Illinois. Adjuntamos gráfico para que sitúen a toda la fauna musical.
El asunto ahora es cómo trasladaríamos los resultados del estudio a un contexto tan cerril como el cotarro musical español. Los que aprobaron por los pelos, dando el cambiazo o con chuletas la selectividad acaso son los que llenan los conciertos de Mojinos Escocidos o llegan hasta el paroxismo con los molinetes de Bisbal. Algún tipo de inteligencia tendrán, aunque sea alienígena, las huestes de las verbenas de Mago de Oz, además de los del reggaetón, que ha venido para quedarse.
Como la medianía y la vulgaridad suelen ir al alimón, los que pasaron holgados el examen pero nunca han tenido ni tiempo ni gusto para dedicar a la música compran clásicos populares tal que los llorones de Los Secretos o Manolo García y amantes bandidos como Bosé o Alejandro Sanz. Los que están a la última flipan con La quinta estación, tan empalagosos como un burrito de leche merengada, el pop sobado de Pignois o El canto del loco, ideal para usuarios de birras 0,0, Amaral y su lirismo de suplemento dominical, o ya para los que buscan alimento espiritual para su alma trascendente los atemporales Mecano (a quien no le ha entrado la risa tonta con versos tan apabullantes como “entre el cielo y el suelo hay algo/ con tendencia a quedarse calvo")
Y qué escucha la élite. Selecta música de cantautores tal que Amancio Prada y Vainica Doble, grupos indis del palo de Los Planetas, Manos de Topo, La Bien Querida o en clásico los imperecederos Debussy o Stravinsky pensarán ustedes. Pues no, que aquí el coeficiente intelectual no garantiza el buen gusto y quitando algún estirado de tránsito lento la peña da rienda suelta a su vena trash con la audición de La Prohibida, Las Supremas de Móstoles o La oreja de Van Gogh. Y ya en plan serio se decantan por la zarzuela, que donde esté Gigantes y cabezudos y La del soto del parral se quiten todas esas sinfonías y suites tan pesadas.
Para acabar con buen sabor de boca les dejamos con un tema que suponemos alcanzará su consenso independientemente del número de neuronas que tengan en activo. Ahora que el productor de la maravillosa canción, Phil Spector, va camino de acabar sus días entre rejas y que la cantante Stelle Benet nos ha dejado es hora de escuchar de nuevo Be my baby de las Ronettes. Ella se ha ido pero no sus canciones.
4 comentarios:
Hay una sencilla prueba para evaluar la inteligencia musical de los niños: http://www.kermitsson.com/2007/07/el-test-de-lola.html
Sencillo si es y si lo tararean es un buen augurio, pero conociendo a los padres del lugar mucho me temo que acabaran haciendo el test de Lola Flores.
Muy curioso el estudio, lastima que sea en USA, aquí en Graná yo diría qu el escalafón más bajo lo ocupan los oyentes de cosas como el barrio y el manzanica. Por cierto, muy fuerte lo de la música clásica, al menos Mozard ¿no?
Pues ya es delito que teniendo como tenéis a Lagartija Nick, los Planetas y Lori Mellers la peña ande tras el flojo barriobajero ese
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