Queridos amigos de la fauna ibérica, hoy llamaremos su atención sobre un ecosistema endémico de la península , sin parangón en otras latitudes y que ha llenado de perplejidad a los más eminentes investigadores. Esta cadena de interdependencias está engastada de tal manera en el cuerpo social que se diría que es su principal rasgo distintivo, heredera de la brutalidad goyesca, la avaricia sanguinaria de los conquistadores o la barbarie inquisitorial. Sí señores, hablaremos del ecosistema futbolero como depositario último de las esencias patrias.
En la base de la pirámide alimentaria de este biotopo encontramos al hincha, animal raramente racional, gregario y sedentario, que fácilmente podremos observar acodado en la barra del bar o tirado en un sofá. Sacia sus más bajos instintos viendo a una panda de niñatos cocear un balón y no vacila en pagar todo aquello que el club de sus amores le requiera.
En la zona media de la pirámide están todos aquellos que viven de desplumar al forofo. Los jugadores, ídolos de pies de barro y cabezas de chorlito. El gremio arbitral con su instinto masoquista y sus nombres imposibles (con Japón Sevilla al frente) Los buitres de la prensa deportiva y su portentosa imaginación para, por ejemplo, llenar dos semanas de titulares con algún rumor sonsacado a la señora de la limpieza del vestuario del Real Madrid. O todos esos directivos, cargos deportivos y demás que nadie sabe qué hacen, aparte de cobrar y comer.
Y en el vértice de la pirámide encontramos al depredador máximo, al rey de esta selva, los presidentes de los clubes, puesto al que todo español aspira a llegar. Pero pocos son los llamados y menos los elegidos, que estos puestos están copados mayormente por el muy leal y honorable gremio de los constructores. Si en otros países estos cargos los ocupan gentes hasta de mérito, los jefes de la liga de las estrellas viven de hacer tratos en las alcantarillas, no en vano son el sector más corrupto de nuestra ya corrupta economía. Lo normal es que algún reyezuelo local del ladrillo con ganas de notoriedad y de aumentar su negocio se meta a mangonear alguna entidad deportiva con la que buscar los enchufes necesarios para recalificar, construir o vender mientras en la grada llaman hijoputa al árbitro por no pitar una mano en el área.
Como todo lo que rodea a este ecosistema, el componente carpetovetónico es inherente a esta casta dirigente. Si realizamos un estudio de campo, nuestro primer lugar de interés sería el Atlético de Madrid, club trash por excelencia. Como olvidar el flequillo de doctor Cabezas y su perpetua diarrea verbal. Grandes momentos no dio el forense metido quijote, en lucha con los poderes fácticos que querían ningunear a los colchoneros. Más tarde llegaría Gil y Gil con su aire de jerarca del antiguo régimen, impartiendo doctrina liberal desde su piscina rodeado de Mamachichos. De la poltrona atlética saltó al sillón de alcalde de Marbella, donde a punto estuvo de asfaltar todas las playas de la Costa del Sol.
Otro equipo que se mantiene en lo más alto de la tabla del cutrerío, pero con muso arte, es el Betis, con su cacique al frente, Ruiz de Lopera. El loperismo es una formulación filosófica, un modo de vida, totalmente incomprensible para aquellos que no gozan de la suerte de tener el corazón verde y blanco. La modestia de este prohombre no le impidió dar su nombre al nuevo campo, de tamaño adecuado para contener todo el sentimiento bético. El episodio que más nos emociona es aquel en el que el señor de las estampitas pilló a toda la plantilla de putas en casa de uno de los jugadores. Que ya decía Quevedo que puto es el hombre que de putas fía. Y en la acera de enfrente no se quedan atrás, que el señor del Nido del Sevilla andaba liado con algunos de los de la operación malaya.
La prueba de que para presidir un club no hace falta saber de fútbol la tenemos en la parienta de Ruiz Mateos, Teresa Rivero, que ya con los hijos criados se aburría haciendo macramé y su marido le puso un club, el Rayo Vallecano, para que se entretuviera. Compaginaba sus obligaciones directivas con apariciones estelares en anuncios de flanes (de huevo) y hay que decir que no lo hace peor que sus colegas que usan pantalón. No podíamos olvidar a Lendoiro , su aire de mafioso rianxeiro y su super Depor venido a menos. También quería pasar del palco al escaño pero no pudo ser. La nota exótica la puso el nuevo rico ruso Piterman, que gustaba de repicar e ir en la procesión. Presidía y entrenaba, solo le faltaba meter los goles. Después de arruinar a unos cuantos clubes como el Racing y el Alavés hizo mutis por el córner.
10 comentarios:
Eyy que el Narcodepor ha resurgido de sus cenizas, ¡¡Ese depor!!. El mejor ahora mismo es Banega el mediocentro del Valencia, que le pillaron haciéndose pajas con una por la webcam, ¡¡eso es fútbol!!
Que no hombre, que estaba calentando para saltar al terreno de juego a darlo todo.
Yo me di cuenta que el anterior Papa no se enteraba de un carajo cuando en una recepción oficial dijo no saber quién cojones era el tal Ronaldo que tenía enfrente. Eso es imperdonable, sobre todo porque olvidar a un tipo tan feo tiene delito (y algo de Alzheimer).
Bueno, pero no me negarás que gracias al fútbol y sus figuras tenemos a la masa dominada. Si no fuera por eso, igual ahora estaba media España montando un cirio de cojones, tal y como van las cosas.
@ noveldaytantos:
No le conocía porque el Santo Padre no era aficionado a las natillas sino a la leche merengada que le hacían la Esclavas de Santa Rita.
La masa siempre está en reposo, y por más levadura que le eches lo único que consigues es que se hinche con las heroicas gestas de algún mozalbete correteando tras alguna pelota.
Este moderno Circo es toda una cultura en un país como el nuestro, al cual me abstengo de calificar, porque igual me dicen que soy antiespañol y me quitan la nacionalidad.
Lo del loperismo, lo mejor. Dicen que empezó vendiendo lavadoras, ahí lo lleva.
@ Daemonicus:
Un mostro Lopera. Lo que hubiera dado porque me vendiera una Balay y de regalo una estampita de la Macarena o del Cristo de los Faroles
... o sea, una foto dedicada. Porque el Cristo de los Faroles es él mismo.
Yo creo por los servicios prestados a la masa social bética Lopera se merece una capilla en la catedral de Sevilla y un paso con su esfinge para que la gente en semana santa cante el himno del Betis desde los balcones.
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