-Pues ya ves Gracita, que ahí abajo ya no se me había perdido nada. ¿Y tú qué tal andas?
-Cómo voy a andar, primero echo un píe y luego el otro, como todos. Pero tú, perillán, por la cara de uva pasa que traes, ya veo que te has dado la vida padre.
-A mí la vida lo único que me ha dado ha sido ajo y agua, que no he parado de trabajar.
Sí sí, en el alambre. Pero cuéntame algo de cómo van las cosas por allí.
-Poco más o menos, como siempre. Las playas siguen estando llenas de de gachís de toma pan y moja, el gobierno de tipos de coge el dinero y corre, y los demás, a Dios rogando y con el mazo dando.
-Pero he oído decir que ahora ya somos europeos.
-Quita quita, que hace treinta años que no ganamos Eurovisión. Y han sacado las pesetas para poner los euros, que valen como los duros de antes, así que estamos en las mismas.
-Y en el cine, ¿siguen con el destape?
-¡Qué destape ni qué piñones! Ahora se llevan las películas de Almodóvar, que solo le gustan a los gabachos, y las de romanos de Amenábar. Con decirte que antes de subir oí decir que igual llevaban al cine la vida del gato de Sánchez Dragó, te puedes imaginar cómo está el patio.
-Hay que ver qué finolis se ha vuelto la gente.
-Es que ya ni las parejas van al cine a meterse mano. El día que quiten el aire acondicionado no va a quedar ni el acomodador, que hace tiempo que les han dado el boleto a todos.
-¡Repámpanos, cómo está el servicio!
-Ni que lo digas, pero Gracita, aquí… ya sabes… eso del ligoteo… ¿qué tal está?
-Se hace lo que se puede.
-Pero te habrás echado ya novio formal…
-Formal formal no, que una todavía tiene su público y no va a defraudarlo. Me puse de novia una temporada con uno de mi pueblo, pero lo dejé porque era un jaimito. Luego tonteé con un primo segundo mío de Logroño, pero me dijeron que no era trigo limpio, que allá abajo había regentado una academia nocturna de dudosa reputación.
-¡Atiza con el meningítico! ¿Y como hizo para entrar aquí?
-Enchufe, José Luís, enchufe trifásico.
-Así que ahora estás soltera y sin compromiso.
-Mayormente.
-Pues sigues estando im-po-nen-te. Ven aquí que te doy un tiento.
-¡Esas manos, que van al pan!
-Bueno bueno, pero para con el bolso, que duele.
-Y te advierto que aquí no se puede ir corriendo tras las giris como si estuvieras en Torremolinos.
-Que yo ya no estoy para esos trotes.
-Qué trotes ni qué puñetas, que tú siempre has pensado con la bragueta.
-Estás pero que muy equivocada. Yo lo que quiero es tranquilidad. La partidita de tute con los amigos, el vermucito con aceitunas los domingos, y alguien como tú, que me caliente los pies en la cama por la noche.
-Seguro que me salen sabañones.
-Venga mujer, si sabes que soy tu amigo, tu admirador, tu esclavo, tu siervo.
-Eso se lo dirás a todas.
-También es verdad, pero a ti con más razón que a nadie.
-Pero que labia tienes, zascandil. Anda, invítame a unas porras con chocolate.
-Yo a ti te invito a lo que haga falta.
6 comentarios:
¡Por fin ha llegado a casa, señoriitoooo!
Ya no quedan actores así. Los de ahora son de cartón.
Qué dos grandes, XD. Que nos esperen muchos años allá donde estén.
@ Paseante:
y tanto, con lo bien que hubiera hecho Gracita de Hypatia, quitándole el polvo a los pergaminos con esa gracia suya.
@ Daemonicus:
Yo tampoco tengo ninguna prisa, y mientras hacemos tiempo viendo sus pelis.
@ Chafardero:
Pues sí, compañero, que no faltan papeles desternillantes en la cinematografía de ambos.
Y también en el teatro. He colgado el cartel de Qué viene mi marido, sencillamente deliciosa. Tenías que verle cómo meneaba el esqueleto con la pila de años que tenía.
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