En estos tiempos en los que el hombre de verdad tiene que esconderse tras un delantal para resultar aceptable a los mingas frías que dirigen la opinión pública, en los que para ver un partido de futbol se empapan de fermentos de alfalfa con color a pis, o peor aún, de gaseosas de colorines de nombres impronunciables, traemos el coleccionable que iniciará la recuperación de las costumbres que hacen del macho ibérico lo que siempre ha sido. 101 coñacs hace un recorrido por esa bebida que marca la diferencia entre el hombre de verdad y gayeteros, flojos de pantalón y blandengues en general.
Un recorrido por los brandis que han forjado nuestra leyenda: Espléndido Garbey, ideal para desayunos; Veterano, indispensable en cualquier partida de tute o julepe; Soberano, cosa de hombres; 103, ideal para carajillos, y tantos otros.
Conózcalo todo del sagrado licor que ha dado coraje a nuestros abuelos para tirar p´adelante, que ha enardecido las sobremesas de nuestros padres, y del que nosotros, sus hijos, no podemos renegar, por el bien de España.
Con el primer número una botella de Fundador, ideal para guisos de jabalí, y la receta del sol y sombra.
4 comentarios:
Ah, qué tiempos. Hombre, la verdad es que algunos nos hemos aburguesado un poco (yo soy más de Carlos III), pero hay que reconocer que Fundador, Terry o Soberano nos han hecho como somos: hombres de una pieza.
Sí señor. Era necesaria esta reivindicación, en estos tiempos tan moñas que corren.
Yo también me he aburguesado; ahora soy más del sol y sombra.
Decía un mariquita que no le gustaba el coñac, que prefería el pollac, ya ves tú.
@ Noveldaytantos:
el problema del pollac es que al tragarlo rasca mucho en la garganta, cosa que con el coñac no pasa
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