Hoy en portada tenemos a la fatal Deborah Tiger en una inusual pose hogareña. Antes de tomar el aperitivo, da un paseo por la piscina con su lindo gatito. Pero no se dejen engañar, pues esta plácida escena no es más que una de sus triquiñuelas para engatusar incautos.
Qué decir de esta felina cazadora, si no que puedes considerarte afortunado si sólo pierdes vida y hacienda, y no el alma también. Muchos se han dejado chupar la sangre y la visa, y como recompensa quizás han lamido su laca de uñas o el carmín que deja en los copas de Martini.
Avisados están. Deborah no hace prisioneros. A lo sumo, algún esclavo que le lleve el desayuno a la cama. Un beso suyo es como una ensalada de cuchillas de afeitar. Huyan, huyan mientras puedan, si no quieren acabar como un trofeo más encima de su chimenea.
4 comentarios:
Pues la verdad, no sería mal modo de darse de baja en el censo. Ya puestos a morir de algo, mejor en sus garras que a manos de una vulgar enfermedad cualquiera...
@ Paseante:
También es verdad, mejor a manos de Deborah que de una vulgar pulmonía
Si se ahoga el tigre en la piscina ¿le hace el boca a boca ?.
@Noveldaytantos:
Como mucho lo reconvertiría en un felpudo.
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