lunes, 24 de enero de 2011

Vida y obra de San Flato II


De esta manera, pasó Flato el resto de sus días taponando galerías, colocando piedras en recodos, abriendo bocas de ventilación y conexiones entre unas cuevas y otras, igual que si el dédalo de cuevas fuera una inmensa flauta donde se tapara un agujero y se abriera otro para conseguir el sonido deseado. Dicen las crónicas que todos estos cambios hechos por Flato no afectaron a la música que el viento creaba al acariciar las paredes y aristas de las cuevas, pero él afirmaba que esas sutiles manipulaciones a la larga harían que se hiciera el amo y señor del viento y que tuviera en sus manos la voluntad de toda la humanidad. Sus contemporáneos no dejaban de ver a un chiflado que había pasado veinte años tirándose pedos encima de una columna y otros tantos en las cuevas cambiando piedras de sitio. Como pasa con otros grandes hombres, vivió en medio de la incomprensión. Él amarró en corto a toda la rosa de los vientos, y cuando sus cuerdas vocales vibraban, era la misma madre tierra la que a través de él se expresaba.
Dice la tradición que Flato fue el fundador y primer gran maestre de LOLO (Logia de Eolo) Esta cofradía estaba destinada a custodiar los grandes misterios de los que Flato era depositario y legarlos a la posteridad. Todos los secretos del humilde y hermoso aire están guardados entre sus correligionarios, que sólo pueden ser oriundos de Ventorrillo, y que jamás de los jamases revelarán su sabiduría a un forastero, sobre todo si es de Valdenabo, la siempre vil. Desde su fundación hasta hoy, sin interrupción, LOLO se ha convertido en el cuerpo espiritual de Ventorrillo, su alma etérea y volandera, celosa de su independencia e idiosincrasia. Perseguida por obispos, virreyes o gobernadores civiles, que han intentado mil veces acabar con ella, siempre ha vuelto a brotar, como prueba evidente de que Ventorrillo es por derecho propio un lugar totalmente ajeno al resto de culturas de la meseta, y que un día no muy lejano, romperá los yugos centralistas y mirará de igual a igual al resto de las naciones.
No se sabe a ciencia cierta si Flato Vento murió en alguna de sus operaciones de afinación del gran órgano natural, o si fue otra víctima  del morbo gótico. Cuenta la leyenda que aún sigue vagando por las galerías más recónditas, limando recodos, puliendo salientes, recortando estalactitas, para dar con el tono perfecto que le otorgue el poder absoluto sobre hombres y haciendas. Es tradición que todos los prohombres de la villa han tenido una aparición del santo patrón, y en particular los grandes maestres de la logia. Afrodisio Valdezate, vate y actual cabeza de LOLO, pudo ver al fundador entre la gente congregada en la playa de poniente de Benidorm con motivo de un recital poético que allí dio. Muchas son las historias que relatan encuentros con él en el reino subterráneo, siempre precedido de una tibia brisa con aroma a berza cocida.
Con los años, olvidadas sus rarezas, las gentes de Ventorrillo le tomaron como protector y santo patrón, pues todas las fuerzas vivas del pueblo estaban presentes en la Logia de Eolo, verdadero poder en la sombra.  Siglos después, un descendiente suyo, Wilfredo Terco, a la sazón obispo de la diócesis del Páramo, en una hábil maniobra, compuso una pía hagiografía con la que consiguió subir a los altares al bueno de Flato, que en vida ni había pisado una iglesia. Su descendiente se sacó de la chistera, o más bien de la mitra, una peregrinación  de nuestro patrón a los santos lugares, de donde trajo una astilla del abrevadero en el que solía saciar su sed el rucio  que llevó a la sagrada familia en su huida a Egipto. Con una reliquia de ese calado no fue difícil santificarle.  De esta manera, Wilfredo consiguió que la religión eólica que profesa la mayoría de los lugareños tuviera una pátina cristiana, y que desde las profundidades del laberinto musical sobre el que se asienta el pueblo, la logia siguiera resistiendo los envistes imperialistas de Valdenabos y Madrid.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, pues yo creo que este señor se merecía la santidad tanto o más que algunos de los santos oficiales: echarse la vida consagrado a esa vocación eólica es un destino, un sacrificio personal muy poco recompensado. Este santo varón debería estar en los altares.

noveldaytantos dijo...

Yo a este le dejaba entrar a los puticlubs sin pagar. Se lo merece.

Chafardero dijo...

@ Paseante
Desde luego, tiene más méritos que Escribá de Balaguer

Chafardero dijo...

@ Noveldaytantos:
La búsqueda del amor, sea gratis o de pago, es uno de los grandes objetivos de la religión de Eolo.

Poyatos dijo...

jajaja, eres un cronista genial de los avatares históricos de Ventorrillo. Te deberían erigir una estatua en la plaza del pueblo por tu constante labor de rata de biblioteca entre las hemerotecas del pretérito perfecto simpre ventorrillil.

me gusta mucho el concepto así en abstracto de "religión eólica". la berza cocida ayuda mucho a predicar con la flatulencia, como mandan los fieles a tamaña fe.

he dicho!!

Chafardero dijo...

@ Poyatos:
Sólo espero que algún día sea digno de entrar en esa santa cofradía de Eolo, para poder dar curso a mis flatulencias con el placet divino.