lunes, 18 de junio de 2012

La fe esférica (6-0)

pribado priorato balon dorado


Como aquél que de pronto se da cuenta de que toda su vida ha estado viviendo en un túnel, así percibí yo la revelación de  Edgardo. Gracias a él estaba saliendo de la oscuridad al radiante sol de la única verdad. Toda la confusa historia del nuevo testamento aparecía clara y diáfana ante mí. Ahora entendía la importancia del equipo que rodeaba a Jesús, el por qué era tan peligroso para los romanos y por qué borraron de la historia su verdadera obra para convertirla en una religión de gente sumisa y temerosa. Su verdadero mensaje era muy otro: el hacer que hombres y mujeres miraran cara a cara a sus problemas y que tomaran las riendas de su vida, que lucharan por lo que deseaban. He aquí la única verdad: tú y los tuyos contra el mundo, imponiéndote al contrario, al que te niega, y afirmándote como ser humano ante tus pares. Este era el gran misterio que se me había permitido conocer y él iba a ser el que diera sentido en lo sucesivo a mi vida.
Mi ingreso en el círculo interno del Priorato supuso un acicate para afrontar la temporada en Segunda A. Reforzada por mí la vertiente táctica, los jugadores seguían conjurados para vaciarse en cada partido como si de ello dependiera el equilibrio mismo del cosmos. Algún equipo de primera les había tentado con suculentas ofertas que ninguno atendió. Los plumillas deportivos, esa subespecie de las aves carroñeras, empezaron a merodear a nuestro alrededor intentando descubrir nuestro secreto, pero les dimos esquinazo.
Nuestra campaña en la división de plata fue un paseo militar. Humillamos a equipos veteranos de la categoría, goleamos a otros que habían estado en primera y los de medio pelo recibieron también su correctivo. De día en día aumentaban nuestros seguidores, vendiendo miles de camisetas negras y amarillas con el nombre de sus ídolos a la espalda: Cheche donde pongo el ojo pongo el balón, Chache la muralla humana, y sobre todo Chochete, pichichi de la categoría con tantos imposibles que ya estaban en todas las antologías de internet de los mejores goles de la historia. La inclinación del pueblo de apoyar al débil hacía de ellos los preferidos de la gente, que en masa reconocían que después de su equipo de toda la vida eran del Injerto F.C., ejemplo de cómo un grupo de gente normal con entrega y disciplina puede conseguir lo que quiera. Y nosotros a lo nuestro como si nada nos fuera en ello, goleando en casa y a domicilio y vuelta a entrenar para machacar al siguiente. Solamente hicimos el paripé en la copa, competición que no era la nuestra, dejándonos ganar a la primera de cambio para centrarnos en la liga.
Y llegó lo nunca visto, un equipo que desde tercera división alcanza la primera de manera fulminante. Teníamos a la afición a nuestros pies y ardiendo de ganas de ver al equipo revelación del siglo enfrentarse a los grandes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora sí que viene lo bueno: a ver cómo sobrellevan su natural genio futbolero con los tejemanejes de los equipos grandes para hundirlos.
¿O esto es el comienzo de un nuevo orden futbolero mundial?

Chafardero dijo...

@ Rick
Así es, un nuevo orden está llegando, en donde los arrogantes Barça o Madrid morderán el polvo, o mejor dicho el pasto.