lunes, 25 de junio de 2012

La fe esférica (7-0)

pribado priorato balon dorado


El acontecimiento se celebró en PRIBADO con una solemne ceremonia en la que se rememoró a todos los grandes comendadores que lo habían sido de la orden, que desde aquel partido fundacional en tierra santa  habían mantenido viva la sagrada llama de la religión esférica y que ahora veían cómo la profecía de que llegaría el día en que la única y antigua verdad volvería a reinar entre todas las naciones de la tierra estaba a punto de cumplirse. Valdegodos llamó a todos los estamentos de la orden a dar hasta la última gota de su sangre si fuera preciso por el triunfo de la causa.
Acabado el cónclave y mientras los demás se entregaban a la música y el vino, Javier y Edgardo se reunieron en una estancia aparte. En una mesa ricamente labrada y bajo un estandarte de la orden comenzó su monodia Edgardo.
-Ha de saber, querido Javier, que el plan maestro que desde hace siglos llevamos preparando está saliendo tal como estaba escrito. El ascenso a primera es un paso más en la imparable vuelta de la antigua fe esférica.
-Estoy preparado para ese gran día. Hágase en la tierra la voluntad del Supremo Seleccionador.
-Hoy le voy a hacer entrega del secreto último que alimenta nuestra fe, la sublime fuerza que el Todopoderoso ha depositado en nuestras manos para cumplir su voluntad y que a usted le voy a confiar porque será pieza clave en el plan divino.
-Solo soy un humilde entrenador pero no dudaré en realizar aquello que el Altísimo tenga a bien.
-No esperaba menos de usted. Ha de saber que nuestros jugadores, aparte de la entrega y la disciplina, están animados en su tarea por un soplo divino- dijo mientras bajaba el tono y continuaba con la exaltada dulzura propia de la experiencia mística, su peinado inmóvil exudando gomina de la emoción-. Nosotros, nuestra orden, somos los depositarios desde siempre del sagrado objeto de poder que abre todas las voluntades, el llamado vulgarmente santo grial por esas sectas de pacotilla, rosacruces, masones, templarios, que algo barruntaban sobre el asunto pero que nunca llegaron a  sospechar su verdadera naturaleza. Este objeto es el Sagrado Silbo, el pito que el arcángel Gabriel entregó a María para que lo usara el árbitro del decisivo encuentro entre hebreos y romanos. Sin que el trencilla fuese consciente de ello, este don divino pitaba indefectiblemente a favor de la escuadra de Jesús, lo que junto a la santa inspiración de su capitán hizo que lograra la victoria. Pero el pérfido Judas desveló el secreto del silbato a Pilatos, que inmediatamente apresó al árbitro, al que no le pudo encontrar nada. Cucufato, juez de línea y adicto en secreto a la causa hebrea, se hizo con él y, por expreso deseo de Jesús, se encargó de ponerlo a salvo. Se hizo pasar por mercader de uvas pasas para salir de Jerusalén, subió hasta Tiro y allí embarcó en la primera galera que encontró, que casualmente iba a Hispania. A la altura de Sicilia una gran tormenta azotó durante tres días y tres noches la embarcación. En mitad del temporal Cucufato recibió la visita del arcángel san Rafael, que le ordenó que para custodiar el Silbato Sagrado debería crear  una orden. Su principal cometido sería mantener alejado de manos impías este regalo divino y utilizarlo solo para ayudar a los justos. Desembarcó en la península con la intención de perderse entre sus gentes como mejor manera de esconderse de los agentes imperiales que estaban fatigando toda la geografía en su busca. Si bien su intención era volver lo antes posible a Palestina en cuanto aflojara la presión romana, al final acabó instalándose en los alrededores de Toledo, visto que los acontecimientos de tierra santa no hacían más que empeorar, pues Pilatos y sus esbirros, enterados del poder del pito, mataron y saquearon por todo el país.
Si no conseguían hacerse con él, al menos tenían que borrar su memoria de las gentes para que nadie osara a poner en entredicho el poder del César. Ya que el recuerdo de Jesús estaba aún muy vivo en la memoria de la plebe, así como la ayuda divina de la que dispuso en el decisivo partido, Pilatos recurrió a los servicios de un tal Pablo de Tarso, antiguo espía y recaudador de impuestos partidario de los romanos. Pablo, de febril imaginación, enemigo declarado del fútbol y del deporte en general y lleno de rencor hacia sus compatriotas por la barbarie en la que a su juicio vivían, inició una campaña de desprestigio del juego sagrado, además de cambiar la figura de Jesús por la de una especie de profeta-hijo de Dios con la que neutralizar a las masas de hinchas que coreaban su nombre en todos los partidos. Creó una satánica ensalada a base de creencias zoroástricas, leyes mosaicas, ritos paganos y metafísica griega de andar por casa para desmovilizar a la plebe y que dejaran de ser un peligro político para el imperio. Con el tiempo los Padres de la Iglesia aumentaron la impostura hasta que todo quedó irreconocible, una religión al servicio del poder que tenía una masa de fieles bien alejados de cualquier estadio. Aunque se acabó por prohibir cualquier espectáculo deportivo, nunca se dejó de investigar por parte de las autoridades imperiales y luego por la iglesia católica el paradero del Silbo Divino. Siempre supieron que en algún lugar existía un objeto otorgado por Dios a los hombres que concedía un poder inmenso. Desde el final de aquel decisivo partido, Cucufato y todos los grandes maestres de la orden hemos mantenido el santo grial lejos de las garras de los católicos y demás cristianos. Con el paso de los siglos otros grupos fueron entrando en el secreto, aunque siempre de forma parcial o errática, como esos payasos de masones, buscando, insinuando, enredando a ver si alguno se iba de la lengua y podían hacerse con el grial, pero hemos mantenido la promesa hecha por Cucufato al arcángel San Rafael. El cuarto maestre del priorato, Zacarías, tuvo una revelación en lo alto del Moncayo, a donde una voz interior le hizo subir. De allí surgió el Decálogo del Moncayo que rige nuestra conducta. En él se especifica que usaremos el Sagrado Silbo para satisfacer nuestras necesidades materiales y que esperaremos pacientemente a que los tiempos se vuelvan propicios para que la verdad esférica vuelva a reinar sobre todas las naciones. Hemos pasado por la edad oscura, atravesado el Renacimiento y la Ilustración, cruzado la convulsa etapa contemporánea esperando nuestro momento. Y ahora que el sagrado deporte vuelve a enardecer a las masas, ahora que millones de personas todos los fines de semana olvidan sus tristes vidas para poner sus ilusiones y anhelos en la suerte de su equipo preferido, ahora que sin saberlo están tan cerca de la divinidad, es cuando nuestra orden tiene que dar el golpe decisivo y vengar la muerte de nuestro fundador y hacernos con el poder mundial.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uf, cuántas similitudes con la otra historieta que nos han vendido durante tantos siglos. Y ya me parecía a mí que ni Pedro ni Pablo eran de fiar, se coja la versión que se coja...
Pero en fin, esto se va perfilando con muchas más intrigas de las que esperaba al principio. Y desde luego constituye un cuerpo de doctrina tan interesante como el otro. Y no menos creible.

Chafardero dijo...

@ Rick
las alcantarillas de la historia traen secretos que aunque putrefactos acabarán viendo la luz para mayor gloria de la fe esférica