Y para conseguir esto mis chicos y yo teníamos que alcanzar
la final de la liga de campeones. Muchos pensaban que en Primera los grandes nos iban a laminar, pero no
contaron con que se enfrentaban a once fanáticos azuzados por mí y por el resto
de la cofradía. Los jugadores no se dejaron llevar por la fama y el dinero.
Rehusaron las jugosas ofertas económicas y dieron la espalda a todas las
tiparracas que se los querían trajinar para luego chuparles la sangre.
Siguieron con su régimen espartano. No concedían entrevistas, era yo el
encargado de relacionarme con esos buitres de los periodistas deportivos que no
comprendían que gente tan sencilla pudiera vivir del fútbol sin acabar
corrompido por los oropeles de la falsa fama de la que ellos eran sus más
claros portavoces. A pesar de nuestra mala relación con los medios tenían que
tragar pues éramos adorados por toda la afición.
No ganamos la liga porque no quisimos. Nuestro objetivo era
clasificarnos para la máxima competición europea y dejar el resto para los
demás. Aún así, el impacto de ser el primer club europeo que desde tercera
llegaba directamente a lo alto de la competición aumentó nuestra masa de
adeptos y nos convirtió en un fenómeno continental.
En la siguiente temporada nuestra consigna fue centrarnos en
la Champions. Jugábamos los partidos de liga por compromiso, con suplentes y a
medio gas, reservando fuerzas para el gran objetivo. El plan divino de nuestro
Gran Maestre pasaba por llegar a ese último partido, aunque todavía no sabía
los detalles particulares del mismo. Varias veces a lo largo del campeonato
pensé que no lo conseguiríamos, que era demasiado para unos pobres chicos de
pueblo, pero entonces una mano divina venía a sacarnos del apuro. Estaba claro
que éramos los nuevos apóstoles librando la batalla final contra el mal y la
oscuridad, y no íbamos a parar hasta que el bien y la verdad triunfaran.
2 comentarios:
Vava, vaya. Así que con ayudas celestiales, ¿eh? Así gana cualquiera, claro.
Pero como nadie puede demostrarlo, adelante: a ver qué pasa en la Champions.
@ Rick
en el futbol y en el amor todo vale, y si hay que echar mano de la capa de la virgen o del prepucio incorrupto de san Pascual Bailón,se hace.
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