Si la muerte me pilla borracho que sea en el bar
es el deseo de muchos aficionados a castigarse el hígado, y algunos como Mark
Howells lo consigue. Murió al pie del cañón, en el baño de caballeros de un pub
de Aberdale en Gales un viernes a la tarde. Era un buen cliente, que lo suyo
fue intoxicación etílica, y una gran pérdida para sus allegados y para la caja
registradora. El dueño del pub se dio cuenta de que la imagen del local se
resiente cuando te encuentras un fiambre en el excusado, y más en fin de
semana. Y el papeleo que trae, con el cortejo judicial incomodando a los
señores clientes y el juez de guardia maldiciendo la suerte de tener un
levantamiento de cadáver en retrete, que es difícil manejarse en tan poco
espacio con muertos que no están por colaborar.
Así que el avispado hostelero dejó pasar el
finde sin dar parte del óbito de su cliente vip para no perjudicar la
recaudación. Junto a la señora de la limpieza instalaron al bueno de Mark
cómodamente en una habitación encima del bar. La señora dejó la escena del
deceso como los chorros del oro que por más que los de la científica pasaron el
algodón ni una mala prueba hallaron.
Pasado el fin de semana colocaron el cadáver
donde diera su último suspiro, avisaron a la poli y aquí paz y después gloria.
Pero no, la colaboradora necesaria fue presa de horribles pesadillas en las que
el muerto era protagonista estelar. No pudo resistir la presión y el mismo día
que enterraban al parroquiano fue a la policía y cantó de plano.
El trasiego de difuntos sin la debida
documentación y sin el permiso de la autoridad le va a costar al dueño del pub
quince meses de prisión. Según el juez su comportamiento fue de una total falta
de respeto al muerto. Estamos seguros de que si le hubieran pedido al
interfecto su opinión no hubiera sido tan duro, que es mejor el velatorio al
lado del bar en el que bebió toda su vida que en esos asépticos tanatorios
donde lo más que puedes meterte entre pecho y espalda es un desangelado café de
máquina.
3 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo, y los ingleses son muy respetuosos para estas cosas. Sí señor, qué mejor final que asistir de cuerpo presente, el primer día de la "nueva vida", a su amado tugurio de siempre...
Si es que estos jueces no tienen ni puñetera idea, coño.
Rick
si pasaran más tiempo en los bares y menos en los juzgados seguro que todos salíamos ganando
Dios mío, como dico Roucco (Varela) Siffredi, la realidad supera a la fricción!
Desde luego, si la cosa es finar, casi mejor que te pase completamente bebido porque, total, entre trago y trago, el último (mal) trago se vuelve una mera anécdota numeraria.
No obstante, aconsejo ir abandonando los bares y retirándose cada vez más a las residencias de invierno a los que acumulen más de 30 primaveras.
Que la diálisis pica. Jo.
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