Desengañémonos, las cenas románticas solo son un preámbulo
al ñaca-ñaca, por lo que más vale ir adelantado trabajo que después se amontona.
De ello sabe bastante Crumb, que rápidamente entraba en harina, o mejor dicho,
en carne. Conociendo su querencia por las jamonas rotundas, un culo macizo es
requisito imprescindible.
2 comentarios:
Ay, don Roberto. Qué buenos ratos me hizo pasar en la juventud...
Pero sí, totalmente de acuerdo: las cosas claras y el chocolate espeso. Vamos a lo que vamos, y él supo reflejarlo muy bien. Otra cosa es que, por aquello de la delicadeza, porque ellas son un poco melindrosas, hay que disfrazar las intenciones con elegancia. No sea que la pieza se enfade y huya. Aunque también es verdad de que es un juego encantador.
También creo que es encantador, como a veces lo es ir a saco, a pesar de arriesgarnos a que nos digan cuatro frescas.
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