Al intentó
quitarse a Batman de encima, pero dos directos al mentón le hicieron cambiar de
idea. El justiciero dio rienda suelta a toda la tensión acumulada tras la larga
espera. Le agarró del gaznate y apretó, apretó con todas sus fuerzas. Al estaba
cambiando de color por momentos.
-Te lo
advertí, te dije que cerraras el negocio, que dejaras de vender esa mierda a
los jóvenes. -Entonces aflojó un poco para que la basura italiana pudiera
responderle.
-No tienes
ningún derecho. Soy un honrado empresario. Tengo todo en regla -respondió como
pudo.
-Tú y los de
tu calaña estáis acabando con el futuro de Gothan. Si os dejamos hacer, las
nuevas generaciones se convertirán en una manada de zombis.
-Yo no
obligo a nadie, entran por su propio pie.
-Te lo
repito, deja de vender carne rebosante de grasa. Cierra este maldito burger y
deja de convertir a la gente en monstruos de ciento veinte kilos.
- Vienen
porque les gustan las hamburguesas, y tú no eres nadie para impedirlo, puto murciélago
vegetariano.
- Los
índices de obesidad se han disparado, el colesterol satura las venas cada día a
más tierna edad. Con tu maldita comida
basura la gente se apoltrona en el sofá esperando la muerte mientras ve la
tele.
- Y qué si
eso es lo que les gusta.
- No
mientras yo sea el guardián de Gothan, no mientras yo pueda impedirlo -y le
atizó sin compasión. Una, dos, tres veces, hasta que perdió la cuenta y Al el
sentido.
Se levantó y
miró a su alrededor. Nadie se había atrevido a salir del burger, el chofer
intentaba hacerse invisible tras el volante, al guardaespaldas ni el frío de la
noche revivía. Calle abajo, una parejita que había desafiado las inclemencias
del tiempo para comerse una super big con tres quesos y doble de pepinillos se
quedó quieta en la acera al ver al justiciero enmascarado.
- Ya sabéis
lo que tenéis que hacer -les espetó, y se fueron por donde habían venido.
De vuelta a
la batcueva, con el alba pisándole los talones, Batman se dijo que la jornada
había merecido el esfuerzo. Al menos había evitado que dos víctimas cayeran en
manos de la carne sobresaturada. Era poco, pero era un comienzo. Y Al había
aprendido una lección, iba a tenerlo enfrente si continuaba con su comercio
mortal.
Antes de
meterse en su guarida vio el sol plomizo del invierno colarse entre los
rascacielos de su ciudad. Sabía que mientras él estuviera alerta, el mal nunca
dormiría tranquilo en Gothan.
10 comentarios:
Me da la impresión que el hombre murciélago está aliado con la competencia de Al, ja ja ja.
Saludos!!!
Huy, no sé. Una cosa es enfrentarse a un malo "normal y corriente" y otra muy distinta hacerlo contra el mercado libre, y tal. A fin de cuentas, tiene razón Al: si la gente quiere eso, nosotros se lo damos.
Con el capitalismo hemos topado, Sancho: a ver cómo sale de esa.
Gran fantasia de la literatura vegetariana.
Los superheroes los crea la mente invocando que aparezca alguien que resuelva lo que dejan los politicos en negligencia.
Con la información existente ya debería reglamentarse la prestación de alimentos.
Espero que ese murciélago con piernas no se atreva con la comida japonesa de la que soy adicto o soy capaz de clavarle mis afilados palillos de madera entre las alas y el sobaco.
El que avisa no es traidor.
Salud
Nada nada. Este como es tan machote, seguro que puede con estos y con aquellos.
Saludos.
@ Aristos:
Tras Batman se esconde el magnate Bruce Wayne,no me extrañaría que tuviera en su imperio alguna cadena de comida rápida.
@ Rick
los supervillanos no dejan de ser unos pringados en comparación con lo que puede hacer la libre empresa.
@ Carlos
Sí, allí donde el negligente estado no llega, tenemos a un chalado en pijama dispuesto a sustituirlo.
@ dr Krapp
creo que no hay todavía batgadget que defienda adecuadamente de un ataque con palillos, así que puedes seguir degustando sushi tranquilamente.
@ Rafa
no lo dudes colega, no hay maloso de Gothan que duerma tranquilo con la sombra del murciélago al acecho
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