Ya tiene su moderna estantería de estilo sueco. Diseño funcional, líneas eficientes, ángulos compensados, distribución ergonómica del espacio, hecha para crear un
ambiente hogareño y cool a la
vez, y sin dejarse la bolsa en el intento. Solo falta un
pequeño trámite: el montaje. Pone los tornillos, tuercas y pernos al lado del
montón de tablas
de todos los tamaños que ha
vomitado el embalaje, y encima de la mesa el plano del mueble con las
instrucciones de montaje. Entonces es cuando empieza a echar en falta un cuñado que trabaje en la NASA, cómo carajo se monta eso piensa.
Para su tranquilidad, no es el único en tales apuros. Hasta en su país de origen sudan la gota gorda para
montar los muebles de Ikea. Hace poco unos vecinos de Stromstad llamaron
alarmados a la policía por los
gritos que salían de uno de
los pisos del edificio. Los agentes de la porra, creyendo que se enfrentaban a
un episodio de violencia de género, se personaron en el lugar de los hechos. Allí comprobaron que el rifirrafe estaba causado
porque un matrimonio no se ponía de acuerdo en el protocolo a seguir en el montaje de uno de los
muebles de Ikea. A tanto llegó el desacuerdo que el churumbel de la pareja también tomó parte en la disputa, llorando a moco
tendido. Las fuerzas del orden, ante tamaño problema, se retiraron sin denunciar a
los alborotadores, y sobre todo porque temían verse obligados a armar ellos la
endemoniada pieza.
Los días del homo habilis hace tiempo que
quedaron atrás. Hoy somos expertos
en una o dos cosas como mucho, y en todo lo demás dependemos del gremio de turno. La peña se apaña bien para montar timbas en casa o
botellones en el parque, pero para montar muebles se necesita visión espacial, pulso firme con la llave
allen, conocimientos de resistencia de materiales y lectura de planos,
disciplinas arduas para el común de los mortales. Por tanto, mejor dejamos el mobiliario en manos de
los profesionales, así evitaremos que al sacar de la balda la biografía de Belén Esteban ésta se nos venga
abajo.
8 comentarios:
¿Y quién no ha pasado por esa experiencia?
Estoy contigo mejor usar las habilidades de "montar" en otros menesteres.
El montaje de los muebles de Ikea es probablemente uno de los arcanos mejor guardados por las tribus vikingas; o tal vez sea un invento de la escuela psiquiátrica nórdica y centroeuropea para verificar el grado de resistencia del cerebro humano a la tensión anímica...
No es extraño que los índices más altos de suicidio se registren en esas zonas, porque entre el frío, la humedad, la falta de luz y este sindiós de la tuerca H-742/sn cuyo aspecto real no se parece al que viene representado en los planos puede terminar con la paciencia del mejor plantado.
Tortura psicológica, se llama a eso.
Algunos de estos montajes son tan complicados, que hasta buenos montadores de muebles, necesitan de un cursillo intensivo para armarlos.
Saludos.
Uno es un perfecto caballero y como tal abomina del gremio de manitas y demás gente soez y atrabiliaria que llega al orgasmo cuando entra en uno de esos enormes hiper de bricolage armado con cinta métrica y si acaso con un lápiz tras la oreja.
En resumidas cuentas, no es mi batalla y me siento solidario con el sufrido ramo de profesionales que tienen luego que arreglar las masacres provocadas por tanto listillo sin diploma.
@ U-Topia
desde luego que hay otras muchas cosas que montar que unas tablas de aglomerado.
@ Rick
no había caído en la relación entre el índice de suicidios y los Ikeas. Buen tema para una de esas novelas negras que tanto gustan por aquellas latitudes
@ Rafa
lo que yo digo, si no tienes un cuñado en la NASA (y con varios quinquenios) ni lo intentes.
@ doctor Krapp
feliz el que como tú se ve libre de las servidumbres manuales y fía sus muebles a los profesionales del ramo.
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