Dos días después
Marco se personó ante Tirso, que a la sazón seguía de ayuno bajo
el algarrobo, para detallarle que su dama había quedado maravillada
de sus hazañas y muy honrada por el pañuelo verde que le había
enviado. Y que si alguna otra batalla campal hubiere y quisiera más
trofeos de guerra mandalle, que la embajada fuera encomendada a Marco
Parco, que su discreción y buen hacer mucho le placían.
– En esto puedes
ver, Parco amigo, que Brisilda ha hecho suyos los trabajos que me
tomo porque su nombre resplandezca en los cuatro confines. Será
menester pues que pase alguna jornada más aquí meditando sobre las
muchas prendas que la adornan.
– Si me permite su
merced, creo que a doña Brisilda gustaríale que fuerades en pos de
aventuras donde conquistar presentes que poner a sus pies, pues
tendría que ver lo que folgó con el pañuelo que le entregué.
– Aunque bella
como una diosa, mujer es al fin y al cabo, y por tanto, coqueta.
Vayamos, pues, a conquistar prendas que hagan más dichosa a mi dama.
Eso mismo, se dijo
Marco, vaya por las prendas que ya me encargaré yo de
desprendérselas. Y en este punto acaba la presente aventura de
Flequillo Flojo, donde por una vez caballero y escudero vieron sus
desvelos llegados a buen puerto.
6 comentarios:
Vaya, vaya con el "listillo" de Marco, cómo maneja al Flequillo para mejor lograr sus objetivos y encima el caballero tan feliz.
Dichosos los tiempos en que el amor caballeresco se bastaba a si mismo sin caer en vanas pretensiones carnales. Al menos lo tenían claro, y no jugar con las mixturas entre carne y ensueño les hacía las cosas más fáciles. ¿O es que el que más folla es el que más disfruta? Mejor vivir entre nubes, sin duda.
Salud
Discrección no sé, pero "buen hacer" parece que claro que sí, que el bueno de Marco es diestro en ese tipo de haceres.
Pobres caballeros andantes, tan ocupados en lo suyo que las "tareas mundanas" han de ser desempeñadas por sus hábiles escuderos.
@ U-topia:
por una vez servidor y servido acaban bien servidos una aventura.
@ Dr Krapp
la realidad es que en aquellas épocas follaban como conejos, pero en las novelas queda todo muy idealizado, quizás para equilibrar.
@ Rick
ya se sabe que los criados tienen los pies en el suelo y las manos prestas para asir lo que sea menester.
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