La
actividad eremítica es una de tantas formas de perder el tiempo a la
que te metes por vocación, pues la búsqueda de lo absoluto bajo un
cerro pelado o en lo más recóndito del desierto nunca puede estar
bien pagado, al menos desde el punto de vista material. Quedan lejos
los gloriosos tiempos en que ascetas como Simón el Estilista pasara
treinta y siete años encaramado a una columna para espiar sus
pecados y de paso atisbar la venida del altísimo. Otros, en cambio,
bien por vértigo a por apego a la tierra, se parapetaban al fondo de
lóbregas cuevas a la espera de los cuatro jinetes del apocalipsis. A
la iglesia organizada nunca le gustaron estos tipos que iban por
libre sin más disciplina que el cilicio y las privaciones, pero con
el paso de los siglos los fue domesticando. Hoy en día poca guerra
dan, hasta el punto que es difícil cubrir las vacantes de los cuatro
puestos que quedan.
En Solothurn, Suiza,
el ayuntamiento busca una persona idealista, religiosa y que le guste
el trato con la gente para trabajar de ermitaño por ochocientos
veinte euros al mes, casa y comida aparte. El puesto de trabajo
estaría en la ermita de Santa Verena, el lugar más visitado de todo
el municipio. El candidato, aparte de meditar sobre la mácula que
representa para el género humano el pecado original o cómo la
gracia de dios condiciona nuestro libre albedrío, tendría que
satisfacer la curiosidad de los visitantes, mantener las
instalaciones y ayudar en bodas y bautizos.
El
que esté pensando en huir del mundanal ruido y dedicarse a la
descansada vida con este trabajo que se vaya olvidando. El anterior
ermitaño dejó el trabajo por estrés. Si antiguamente la principal
causa de muerte en este gremio era el aburrimiento, ahora parece que
viven a tumba abierta.
Vista
las responsabilidades del futuro ermitaño el sueldo nos parece
bastante magro, sobre todo para la rica Suiza. Quizás se deje notar
en la nómina el ascetismo inherente al cargo, o no han renovado el
convenio colectivo desde el siglo XV. Si no tienen nada mejor que
hacer pueden mandar su currículo. También sería la tapadera
perfecta para algún testaferro del PP o cualquier otro dirigente
popular con cuenta en la confederación helvética. A la par que
vigila de cerca su dinero en esta vida gana puntos para la otra.
Salvará su alma y su cuenta corriente de una sola tacada.
6 comentarios:
Sí, la verdad es que resulta un poco raro un sueldo tan bajo teniendo en cuenta el país y el stress al que se verá sometido el interesado. Pero quién sabe, tal vez sea parte de un plan de mortificación para el alma extraviada que acepte ese trabajo...
o vaya usted a saber.
Es raro debe ser por el sueldo. En cambio había muchos candidatos a farero aunque sea una profesión en decadencia.
Me parece que nunca hubo un momento más indicado que éste para huir por patas del mundanal ruido.
@ Rick
parece ser que hay una serie de complementos salariales, pero que solo se percibirán en la beatitud de la otra vida.
@ Dr Krapp
pero este no es el caso, que no hay nada más mundanal que las manadas de turistas invadiéndolo todo.
Los oficios que se han convertido en anacrónicos son legión. Que el estres llegue a los ermitaños es el signo de los tiempos.
Los eremitas ascetas siempre me han llamado la atención, ¿personas libres de verdad o locos a su aire? [casi parece lo mismo ¿no?]
A U Topía
buena pregunta la tuya: desde el punto de vista actual creo que estaban como cencerros, pero en su época era una forma de librarse de las normas eclesiásticas y seguir un camino más personal en la experiencia religiosa
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