La historia de nuestra playmate de este mes viene marcada por su ascendente piscis. Marina Mero es hija de un socorrista que prestaba sus servicios en la playa de poniente en Benidorm. El desahogado no tenía empacho en izar bandera roja e ir a echar el anzuelo a la que sería la madre de esta sirena varada, una camarera de chiringuito que despachaba sangrías y paellas con regusto a salitre. Marina pasó su infancia cerca del mar pues nació en el mediterráneo, era lógico que su horizonte profesional acabara en aguas poco profundas.
Tras varios años regentando un negocio de barcas a pedales, conoció una noche loca a un avispado productor que le propuso trabajar en Los vigilantes de la playa, sustituyendo a Pamela Anderson cuando no llegaba en condiciones tras sus fiestukis de finde. Desavenencias con David Hasselhoff le hicieron abandonar la serie, pues con tanto coche fantástico al bueno de David se le había olvidado usar la marcha atrás. Entonces viró el rumbo de su carrera hacia la publicidad, y prestó su imagen a una campaña de manguitos, con escaso éxito pues la clientela se fijaba más en sus flotadores. Adquirió gran protagonismo en el revival del trikini, donde hipotecó el chiringuito familiar pensando que nadarían en la abundancia, pero el voluble mundo de la moda la dejó en bragas.
Tras este nuevo naufragio decidió ir a lo seguro y buscarse un marido con yate de veinte metros de eslora por lo menos. Otro piscis que vendía piscinas fue su alma gemela, Casimiro Vega, cuyo negocio iba viento en popa. Por desgracia, las cubetas para esparcimiento acuático son propias de lugares de secano. Marina tuvo que abandonar la costa y vivir en la meseta, donde su marido plantaba tantas piscinas como otros pinos. Si la cabra tira al monte, nuestra playmate a cualquier acuífero que se le cruce, que las que nacen para sirenas ejercen de ello hasta en el páramo más agreste.
10 comentarios:
La de la charca está de muy buen ver.
Saludos.
Vaya por dios. No tengo el gusto de conocer a esta señorita, pero da un poco de pena verla ahí, tirada en un charco callejero, como si fuese la alegoría de una derrota, o algo.
En fin, a ver si mejora su suerte y del craco pasa a una charca, o... no sé...
Es muy posible que si esta pobre chica en lugar de posar tirada en un charco lo hiciera a la orilla del mar, ni tú ni nadie le hubiera dedicado su atención, si además le has construido una biografía de lo más exotérica jaja mira! ya no me da tanta lástima como a simple vista me dio... puestos a ser elegida playmate mejor ser una "Marina Mero" que una merluza ;))
Muchos besos CHAF...
Ahora te falta buscar sireno o en su defecto besugo:-)
Sabía que la cosa estaba mal pero nunca imaginé que en el reino de las misses y de las crisis hubiera sitio para Miss Austeridad.
No sé si felicitarme o darme con un canto en los dientes para no tener que ir a un dentista a que me haga una ortodoncia.
Como playmate da la talla perfectamente, parece que pasaba por el charco y dijo: si soy sirena, lo soy hasta en el charco ¿o no?
@ Rafa:
es el marco, que realza a la moza.
@ Rick:
desde luego, si no fuera porque posa feliz, pasaría por la imagen de la derrota.
@ María:
Besugos al quite no creo que le falten a nuestra sirena, no.
@ Dr Krapp:
una miss tiene que dar el callo en cualquier situación, que la crisis achucha a todos los sectores.
@ U-Topia:
ser sirena en la mar oceana está al alcance de cualquiera, aquí es donde se ve la vocación y el saber estar a remojo en cualquier situación.
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