Estar vivo tiene sus servidumbres, pocas veces luce el sol sin más:
periodos de nubosidad variable, chaparrones ocasionales, tormentas con
gran aparato eléctrico o viento racheado del estrecho que te lleva
hasta los empastes. Pero todos sabemos que al final acabará escapando.
El ser humano posee una inhumana capacidad para sobreponerse a cuantos
golpes tenga a bien la fortuna darnos, sin perder la compostura y hasta
sonriendo cara a la galería. La gente tiene más moral que el Alcoyano, y
no hay crisis, ni dios ni patria que los espante más de lo necesario. Y
parece que uno de los secretos de la felicidad reside en el lenguaje.
En
la universidad de Vermont, Petter Dodds ha estudiado veinticuatro
lenguas de todo el mundo, ha recopilado más de cien mil palabras de cada
una y valorado las connotaciones positivas y negativas de todas ellas.
Tras semejante trabajo de chinos concluyó que los términos positivos son
mayoría en todas las lenguas estudiadas. El optimismo es un remedio
que se administra por vía oral. Si recordamos que Chomsky afirma que la
capacidad lingüística es innata al ser humano, no aprendida, que
estructura nuestro cerebro, tenemos la explicación de por qué somos la
alegría de la huerta, a pesar de todos los aguafiestas empeñados en que
nos tiremos de un puente con una piedra al cuello.
El amigo
Petter hila más fino si cabe al establecer un listado de lenguas según
sus niveles de optimismo, y por una vez estamos en lo más alto del
cartel y no para mal, pues concluye el coleccionista de vocablos que el
español es el más positivo de todos los idiomas. Un país como éste, con
tantas fiestas de guardar, sol y parranda, normal que tenga un léxico
especializado. Hasta ahora el ínclito castellano solo era ubérrimo en
soltar insultos, improperios, palabrotas, tacos, exabruptos, términos
soeces u ofensivos y descalificaciones de cualquier pelaje, pero entre
toda esa verborrea, quién lo diría, abre sus pétalos la frágil flor de
la alegría y su semilla, la compasión por el prójimo.
Pongámonos
pues como unas castañuelas por nuestro idioma cantarín. Gracias a él
mantenemos a raya a la terca realidad y enderezamos los renglones
torcidos de dios.
13 comentarios:
Coño veinticuatro lenguas, es como para que se le líe la lengua como un trapo.
Saludos.
Con "nuestro" castellano, tenemos para dar y vender, y hay que reconocer que podemos -si queremos- hacer muy buen uso de él, incluso para alegrarnos los oídos. Sí que sí.
Saludos!
24 lenguas no es una mezcla muy representativa que digamos, ya que hay miles, pero bueno líbreme el señor de discutir sobre tan farragoso asunto que daría para muchas discusiones ya que desconfío personalmente que se haya inventado una artilugio fiable para medir el grado de alegría que generan las palabras.
Pues a mí no me resulta difícil de creer eso de que el idioma tenga relación con la idiosincrasia: al menos por la fonética, posiblemente haya diferencias de carácter entre los hablantes ingleses, franceses y españoles, por decir tres. Cada acento, quieras o no, te va marcando.
Sinceramente JM! con toda la ironía y sincera desnudez que caracteriza a tus letras, debo decirte que además de curioso esto que nos cuentas del castellano ( de lo que nunca había dudado porque por mucho que reneguemos de la parte oscura de esta piel de toro y sus habitantes, somos una sociedad que vivimos en un clima, ambiente y condiciones más que privilegiadas por más que nos vendan a los países sajones y del norte de Europa como paradigma de desarrollo nosotros tenemos una calidad de vida mil veces mejor pero no nos damos cuenta al verlo desde dentro... vamos que no soy optimista con la lengua, soy vitalista y sí, a mi dame un español expresivo y no una acelga sajona desvaída o un alemán teutón xD! .. aunque luego seamos unos chapuceros integrales, vagos y vocazas... ;))
Muchos besos y feliz Semana Santa o pecadora a tu gusto.. nos vemos/leemos a la vuelta ;))
jaja lo que no te dije con todo el rollo que he soltado es que me ha encantado como has escrito esto... eso es lo principal que quería decirte y ... lo olvidé;))
¡¡Menudo estudio!! En fin, si estamos en lo alto del optimismo no seré yo quien lo desmienta, sin embargo no es mi impresión (totalmente particular y subjetiva, claro).
A Rafa:
Y tanto, esto es un auténtico trabalenguas
A Jie Ning:
Tienes razón, nos alegra los oídos a pesar del mal uso que se hace de él.
A doctor Krapp:
Por lo leído, crearon un algoritmo para medir lo del optimismo. Tienes razón en dudar de su fiabilidad, pero como soy un optimista quiero creer que no se desviaron mucho de la verdad.
A Rick:
Aparte de reflejar la idiosincrasia local, lo curioso es que en todos predominaba el optimismo. Hasta en el chino, que parece ser el menos propicio a esas debilidades.
A María:
Muy bueno lo de la acelga sajona!! No me quejó yo del castellano, pero el italiano y el portugués suenan mucho mejor que el nuestro.
Felices penitencias pascuales.
A U-Topia:
No te queda más remedio que dejarte llevar por la ola de optimismo.
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