Uno de los
muchos campos que han perdido encanto con los avances tecnológicos es el del
espionaje. En los viejos buenos tiempos de la guerra fría primaban los agentes
de campo que tenían que meterse en la boca del lobo a fotografiar los planos
ultra secretos del último modelo de termo para el café que incorporaban los
cazabombarderos estratégicos. Después de sortear las mil celadas del enemigo
escondían el microfilm en un jarrón de la dinastía Ming, o si el tiempo
apremiaba lo pegaban al escroto y a cruzar los dedos para que en el aeropuerto
los de aduanas no quisieran tocarle los huevos. Quién no ha soñado con ser
espiado por James Bond en el casino de Montecarlo Martini va Martini viene, o
en la intimidad postcoital confesarle a esa rubia agente doble dónde guarda tu
jefe la fórmula de la lejía con detergente.
Hoy el
espionaje es una cosa de ceros y unos, big data y frikis semi vírgenes en
asépticas oficinas que no tienen más actividad que acercarse a la máquina
expendedora de donuts, lo cual no quita para que sean más incisivos que sus
predecesores. El Gran Hermano de Orwell hoy es una cotilla de escalera
comparado con los recursos de que dispone cualquier agencia de espionaje. Aun
así, los hay que no están conformes y buscan nuevas maneras de fiscalizar a sus
ciudadanos. En Gran Bretaña están considerando la posibilidad de que los
llamados Smart toys, juguetes inteligentes que suelen estar conectados a
internet y disponen de micrófonos y cámaras, sean utilizados por los espías de
Su Graciosa Majestad para recabar datos sobre posibles amenazas para la
seguridad nacional.
De ahora en
adelante no podremos mirar ningún juguete sin pensar que nos está espiando. El
barco pirata de playmobil en realidad tiene patente de corso para mandarle al
MI 15 todas las conversaciones antisistema que mantengamos con nuestros hijos.
Los encantadores chuchos de la patrulla canina se colarán bajo la cama a grabar
las conversaciones con tu mujer sobre cómo apañar la declaración de hacienda. Y
la inefable Barbie podrá hacer un gran servicio a la patria denunciándote si
intentas dar un golpe de estado en la junta de vecinos. Y ya sabes que en un
juicio tu palabra no vale nada ante la de Barbie. Así que para evitarse
problemas es mejor que compren a sus hijos canicas, peonzas y cuerdas para
saltar a la comba. Y si se aburren, que salgan a la calle a pegarle patadas a
las piedras, juego que nunca pasa de moda.
12 comentarios:
Ya ni se precisa de grandes ni dotados espías. Cualquiera que este puesto en ordenadores, y simplemente te birle el correo, ya te puede hacer la puñeta y joderte lo que quiera. Y ya no digamos los expertos en la materia, ya que estos pueden averiguarte hasta las veces que cagas. Y si te metes en páginas o webs que crees que nadie se va a enterar de que te has metido, como quieran averiguarlo, saben hasta del ordenador que ha salido. Así que andaremos con ojo, por si nos espían.
Un abrazo.
Yo ya tengo más que asumido que todo lo que hago en mi intimidad, es del dominio de las fuerzas de seguridad del estado, así que, de cuando en cuando, les hago una peineta al aire y me desahogo...
Saludos.
Pues sí, lo de Orwell es una niñería. Para hablar de asuntos "no reglamentados" hay que ir al desierto, y aun así teniendo cuidado de los satélites capaces de hacerte una foto a no sé cuántos kilómetros de distancia. El estado policial es un hecho, y la única que nos queda es tratar de disimular todo lo posible.
jaja salir a la calle a pegar patadas a las piedras jaja hoy eso, sería el mejor regalo que un padre hiciera a sus hijos sedentarios y amomiados como están todo el día colgados del móvil ;)
Antes de nada feliz nuevo año, que aun siendo finales de enero aun se está a tiempo ( espero) y sí, en los tiempos que corren podemos ser fiscalizados por todas partes desde cualquier parte, vamos a tener que susurrarnos al oído para tener intimidad ;)
Un abrazo grande! y siento haberte perdido la pista, es que solo puedo venir a verte desde el blog del DR KRAPP q tiene enlazado tu blog ¿cómo no tienes enlazado tu blog a tu link? en fin, q anduve medio alejada de los blogs y como tb él estuvo tanto tiempo ausente, se me olvidó donde estaba la puerta de tu casa :)
Discrepo, nunca el espionaje ha estado tan sobrevalorado y bien pagado.
Fíjate con la movida que se ha producido con el tema del viaje a Venezuela y el chollo que pilló el jefe de policía del aeropuerto de Barajas:
http://www.publico.es/politica/interior-ascendio-cupula-policial-al.html
De hecho se espía tanto que ya nadie sabe porque se espía y cuando hay que dejar de espiar. Es un sindiós.
Es verdad que el trabajo de los espías tiene que adaptarse a unos tiempos en que los dispositivos de vigilancia se han sofisticado y, encima, el personal ofrecemos toda nuestra intimidad en las redes sociales y en el uso de dispositivos electrónicos, gratuitamente.
Por fortuna mis hijos ya han crecido y los juguetes han desaparecido... uff que suerte!!
@ Rafa:
pues sí, ahora pueden saber hasta lo que haces en el baño, pero el carácter aventurero de antaño se ha perdido.
@ Elvis:
pues la peineta hala cuando no miren que ahora está penado faltar al respeto de los alguaciles y sus mariachis.
@ Rick:
El único sitio seguro es una after hours en hora punta y sussurrando al oído del interlocutor, no hay técnica ni micro que te oiga.
@ María:
Saludos y feliz año también, encantado de tenerte por aquí. Espero que los espías nos den algo de cancha en los próximos doce meses.
@ Krapp:
Ya se sabe que se espía para proteger los intereses patrios, lo que no está reñido con que tus intereses salgan ganando también.
@ U-Topía:
Bueno, ten cuidado, igual queda tras un sofá un geiperman parapetado pasando información a la autoridad competente sobre tus actividades, que la gente lectora es sospechosa por definicón.
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