No podemos disimular nuestra debilidad por el Estado
Islámico, organización que ha llevado a la práctica el secreto anhelo de todas
las religiones organizadas, a saber, tiranizar a todos los que caen bajo su
bota en nombre del dios de turno. Esta recua de acémilas barbudas con su
barbarie primigenia retrata a la perfección el objetivo final de esas
instituciones que viven de parasitar a la gente de buena voluntad.
La última melonada de los acólitos del Altísimo tiene que
ver con el futbol. Con buen criterio, prohibieron su práctica abominable en
todo el territorio que controlan. Pero en la ciudad siria de Al Mayadin el bárbaro
juego está tan arraigado que los apóstoles de la bomba y tente tieso no se
atrevieron a prohibirlo, pero sí a adaptarlo a los designios de Alá. Han rechazado
el reglamento de la FIFA por no ajustarse a la sharía y eliminado al árbitro de
la liga de barrios que se disputa en Al Mayadin.
La única regla sobre el terreno de juego será la del ojo por
ojo. En su infinita sabiduría, dios y su profeta anticiparon los lances del
balompié siglos ha, estipulando que el jugador que resulte lesionado por otro
podrá tomarse la justicia por su mano. Los árbitros y las tarjetas rojas y
amarillas son propias de los degenerados occidentales.
Con este cambio en el reglamento el fútbol cobra una nueva
dimensión en la que la integridad de los jugadores depende de la sed de sangre
del contrario. No sorprendería que una zancadilla por detrás fuera castigada
con la amputación del miembro infractor (a la altura de la rodilla, tampoco hay
que ser vengativo) Cuando el portero barra al delantero centro se procederá a
su lapidación tras el correspondiente penalti. En el forcejeo dentro de las
áreas será lícito usar cinturones bomba para abrirse camino entre la defensa
rival. Para caldear los derbis se podría decapitar unas docenas de infieles
antes de comenzar la contienda, y como es sabido que sus cabezas están huecas
por la inmundicia que las corroe y botan bien, se utilizarían como balones de
reglamento. La única duda teológica que nos preocupa es si sería pecado meter
goles de culo a la Meca, o si el portero dando la espalda hacia la ciudad santa
medio partido no ofendería a Alá y su profeta, pero son cuestiones secundarias
que fácilmente se solventan con unos cientos de latigazos.
8 comentarios:
Muy buena entrada, contada con gran maestría y habilidad. A mi lo de esta gente me resulta más que vomitivo.
Salud compañero.
El problema con ese reglamento es que pronto se van a quedar sin jugadores. Del mismo modo que también acabarán quedándose sin militantes suicidas, claro. El final de este tipo de "civilizaciones", muertos todos, es el desierto del que proceden.
Así me gusta, dando duro y a la cabeza a esta manada de pelanas carniceros. Yo creo que encontrarán algún remedio para que no ocurra lo que dice Rick sobre la eliminación de los hipotéticos jugadores. Con hacer que las castigadas, mutiladas, mancilladas y humilladas sean sus propias mujeres dado que a ellas no les permiten jugar al fútbol la cosa podría remediarse.
Salud
El fútbol-guerra santa... no lo hubiera pensado pero lo veo perfectamente pensable por los del "Absoluto". Eso sí, como dice Rick necesitarán mucho banquillo.
@ Rafa:
Ten cuidado, que estos chicos no ven con buenos ojos las vomitonas en los partidos oficiales.
@ Rick:
siempre queda la posibilidad de seguir la liga en el paraiso, si es que las hurís les dejan tiempo libre.
@ Doctor Krapp:
Sería buena idea que la mujer pagara los platos rotos, espinillas en este caso. Seguro que sería del agrado del profeta.
@ U-Topia:
Si hay lista de espera para explotarse en medio de la cola de la frutería,con más razón los fieles acudiran al banquillo a alabar a su dios.
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