Hay veces en los que el nacimiento marca toda una vida.
Tal es el caso de la playmate de este mes. La madre de Alma se puso de parto
sobre una esterilla mientras oía enumerar los doscientos veintisiete primeros
brillos del espíritu a Chandalguktra Phamilikra, el único y venerable gurú indú
que supo conjugar la milenaria sabiduría de su tierra con los chándales
multicolores. El caso es que la primera experiencia sensorial de Alma Fombra fue
el duro tacto del esparto de la alfombrilla, lo que marcaría su porvenir.
Durante su infancia sintió la oscura pulsión que la
llevaba a restregarse en los felpudos de todos sus vecinos, lo que obligó a sus
padres a mudar de residencia con más frecuencia de la que hubieran deseado. Al
llegar a la adolescencia, nuestra playmate quedó prendada de la biografía de Cleopatra,
la última faraona, y cómo ganó el corazón de Julio César al caer a sus pies
desde una alfombra enrollada. Ni corto ni perezoso, Alma Fombra puso en
práctica aquella antigua técnica de seducción, con resultados desiguales. Su
más sonada actuación fue cuando le montó el numerito al mismísimo Lorenzo
Lamas, el rey de las camas, que no le dio lo suyo porque iba con prisa, pero le
encantó la puesta en escena.
Con los años y ya con las hormonas más calmadas cogió en
traspaso una tienda de genuinas alfombras persas fabricadas en Taiwan. Gracias
a la moda vintage que nos asalta, se ha forrado vendiendo tapices llenos de ácaros
a garitos hipster. Pero la ambición de nuestra playmate no conoce límites.
Piensa asaltar la economía digital con
su nueva línea de alfombrillas para ratones, donde los usuarios podrán disfrutar del mismo placer morboso al mover el
puntero del que Alma disfrutaba de niña cuando se frotaba el culo por los
felpudos del vecindario.
7 comentarios:
Sin lugar a dudas, toda una playmate y la auténtica reina del fetichismo. No se me ocurre un fetichismo más original...
Saludos.
¿Te has fijado en los ojos? ¿No será gata? La mía, que falleció el sábado pasado después de 14 años en este humano mundo, era una auténtica gatamate del mes o del año porque no dejaba una alfombra intacta tras su ataque sistemático.
Esta es otra prueba de que quien sabe disfrutar de una afición será un excelente profesional en lo suyo. Aunque el problema de restregarse en las alfombras es que se te puede llenar el cuerpo de ronchas, porque no suelen ser muy suaves que digamos.
"Lorenzo Lamas, el rey de las camas". Ya ni me acordaba... Ah,y siento lo de la gata, herr doktor.
@ Elvis:
más que fetichismo es fe ciega en el poder de las alfombras. Es la única playmate que no ha tenido un catarro en su vida.
@ Doctor Krapp:
Vaya un minuto de silencio para tu gata, que supongo te dejaría sin alfombras.
@ Rick:
pues el hombre sigue en la brecha. A ver si un día escribo sobre él y su increible familia, que los Lamas dan más de sí que todo Falcon Crest.
Una afición cimentada a base de restregarse el culo por las alfombras no podía acabar sino con una compensación monetaria y el triunfo de Alma.
No me acuerdo de ese Lamas...
Publicar un comentario