Desde que entrara el papa Paco a regir la iglesia romana el
hombre ha hecho lo que ha podido por enderezar los tristes destinos de la decrépita
institución. Si su fundador murió entre ladrones, su sucesor se conforma con
comer con ellos, y demostrar que se preocupa, aunque sea un tanto, por los
parias de la tierra. Hace poco montó un almuerzo en Bolonia con una veintena de
presos para que le contaran sus cuitas. Lo noticioso del asunto es que dos de
ellos, napolitanos para más señas, aprovecharon la invitación para fugarse.
No sabemos si dar plantón al sumo pontífice es pecado venial o
mortal, pero abusar de su confianza para huir de la trena está tipificado en el
código penal. Parece que eran toxicómanos en régimen abierto y quizás iban tan
ciegos que no vieron los innumerables dones que derramaría el espíritu santo
sobre ellos. La reunión seguro que no fue para echar cohetes, los unos quejándose
de lo achuchada que es la vida y el otro aguantando mecha y aconsejando
paciencia y resignación, así que se entiende que los napolitanos excusaran su
presencia. El día del juicio final tendrán que dar cuenta de sus obras,
esperemos que esta no desequilibre la balanza en su contra, pero con lo
riguroso que es el jefe de Paco mejor se andan con cuidado. Como penitencia por
no haber ido al almuerzo papal a sacarse un selfi en olor de santidad, deberían
acudir veinte veces a comer a un McDonald, la mejor forma conocida de ganarse
el cielo.
6 comentarios:
Hay una larga tradición respecto a este asunto, desde que el Hijo del Dios cristiano bajo a la tierra y decidió compartir su postrero momento en compañía de dos delincuentes. Creo que a uno incluso le prometió el paraíso, si no recuerdo mal. El hecho cierto es que no pudieron darse el piro por estar clavados en una cruz.
Lamento mi momento de humor negro en un tema tan complejo y conmovedor, los digo sin ironía.
Un abrazo
Bueno, siempre se ha dicho que la primera obligación del preso es luchar por su libertad, así que estos señores se han limitado a cumplir con esa norma no escrita. Y en cuanto a la posible cólera de las alturas, ya se irá viendo luego; siempre podrán decir que han tratado de evitar intermediarios para negociar directamente con el Jefe...
Que astutos... y que cara de primaveras se les debió quedar a los organizadores del evento.
@ doctor Krapp:
puede que lo pasado por sus colegas en el calvario influyera en su actuación ante el papa, que más vale prevenir que curar.
@ Rick:
Lo que no saben es que nadie escapa a la cólera divina, aunque con lo escurridizos que son estos quizás lo consigan.
@ Rick:
En la próxima cena los llevarán bien ataditos, por lo que pueda pasar.
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