Como otros años, llega el difícil y postergado momento de tomarse vacaciones. Para este verano habíamos preparado unas semanas en la noche sin fin de Ibiza, bombardeados por epiléptica música nacida del seno de máquinas insaciables, rodeado por la más selecta fauna de la galaxia, hasta que nuestros cuerpos y almas quedaran como un motor gripado. Pero el puto virus nos obliga a cambiar de planes, evitar multitudes y ni siquiera codearnos con la abuela en las fiestas del pueblo. Así que hemos reservado celda en un monasterio de Valdeliendres del Rijoso, donde nos dedicaremos a la vida contemplativa, a meditar sobre la brevedad de la vida, la laxitud de los laxantes, la política fiscal de la restauración, y sobre todo, el índice de refracción de las acelgas. Les dejamos con un temita yeyé de Rocío Dúrcal, ideal para sobrellevar los calores estivales. Muchas gracias por estar ahí, felices vacaciones y hasta septiembre.
3 comentarios:
Pues es una buena opción para el distanciamiento social (eso de las acelgas suena muy mal).
Buenas vacaciones!!
Yo como vivo cerca de la playa te puedo mandar unos kilitos de arena para que los pongas al de la bañera en la terraza. Ahora si, de poner el sal en el agua te encargas tú que requiere mucha cantidad.
Feliz verano
Las acelgas, las acelgas. Ese es el verdadero sentido de la vida. En fin, a ver si hay suerte y van mejorando las cosas.
Salud, sobre todo. Y feliz verano.
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