Galactus Superman Dan Jurgens |
Las historias de superhéroes transcurren en universos pop hipervitaminados, repletos de tipos dispuestos a romperse la jeta a la primera ocasión que se presente, malos a machamartillo, teatreros y megalómanos, y muchas tortas, puñetazos, tanganas, batallas y eventos apocalípticos. Al final nunca pasa nada, como mucho alguno se rompe una uña. Dos son los universos principales de estas aventuras bizarras, DC y Marvel.
En el universo DC se encuentran asfixiantes ciudades góticas, feudo de magnates majaretas colgados boca abajo, héroes de derribo que llegan a las manos con hiperperpetradores tiñosos, morenas con látigo que lucen palmito ante amenazas tremebundas, correcaminos en mallas que marean la perdiz entre bostezos del personal, y otros superhéroes de atrezo repitiendo siempre la misma historia.
El universo Marvel es la patria chica de niñatos trepa muros con diarrea verbal, supersoldados paternalistas más rancios que el kentaki freak chicken, millonarios alcohólicos con armadura molona empeñados en perseguir el mal en vez de pagar sueldos decentes a sus empleados, manadas mutantes donde el más modosito te fríe las meninges con rayos telepáticos, y otros héroes desquiciados.
En esta viñeta se produce la rara conjunción de los dos universos. Galactus, el mayor villano que te puedas echar a la cara, el devorador de mundos, condenado a errar por el vacío estelar y saciar su hambre infinita a base de una estricta dieta de planetas al punto de sal. Por parte DC, Supermán, chico bueno más soso que las acelgas al vapor, superhéroe blindado que vence por aburrimiento del enemigo. Semejante tostón con los calzoncillos por fuera solo sirve de recadero, o dicho en tono épico, de heraldo de la mayor entidad cósmica, con permiso de Thanos, que asola el infinito, el abominable Galactus. El insaciable depredador, aniquilador de toda vida, destructor planetario, azote estelar, genocida cósmico, triturador sideral y todo lo que se quieran imaginar, ha encontrado un criado a su gusto. Sólo nos queda echarnos a temblar
6 comentarios:
Felicitaciones por tu return, has hecho una descripción de muchos kilates.
Las mitologías es lo que tienen: pasadas dos o tres aventuras, terminan aburriendo hasta a las medusas.
Tenían más encanto cuando eran simples tebeos/comics o es que éramos más jóvenes y menos descreídos.
De ese Mundo DC/Marvel, ahora solo salvo alguna incursión de las buenas como las de Alan Moore y por supuesto el "Sandman" de Neil Gaiman et al., que acaba de estrenar una serie bastante buena aunque que prefiero en comic
Saludos
No conocía a este Galactus, pero para ser tan poderoso, se han currado bastante poco su apariencia, no te lo puedes tomar en serio. Y es que casi todo este elenco de personajes va a la misma tienda de disfraces... Un poco de variedad no les vendría mal, sobre todo si eres un devorador de planetas.
Y es que el mundillo Marvel/DC no es lo mío, y en el cine su burbuja no termina de explotar, aunque he disfrutado con cosas sueltas, ya fuesen tebeos en la infancia o, por ejemplo, la trilogía de Batman de Nolan, pese a su grandilocuencia.
Más allá de esto, de lo que sí fui bastante fan, e incluso coleccionista, si hablamos de cómic ''heroico'' americano, es de ''La espada salvaje de Conan'', que fue una serie de tebeos guionizados por Roy Thomas a partir de los relatos de Howard que nació desligada de la serie original para enfocarse más al lector adolescente o adulto, por su violencia y mozas despampanantes (por eso tuvo que editarse en blanco y negro). Y ya que lo menciona implícitamente el Doctor, me encanta Watchmen de Alan Moore, el cómic, no la peli.
Muy bueno lo del superhéroe que no paga mejores sueldos a sus trabajadores. Ironman, supongo... O no.
Estoy de acuerdo con Rodión, toda esta gente compra en la misma tienda de disfraces. Y creo que ya hay incluso tesis de fin de carrera sobre la extraña manía de llevar los gayumbos por fuera.
Yo de joven era más de Marvel, y tal vez mi preferido era Spiderman porque lo veía muy "cercano", con esa vida personal tan de clase trabajadora. Los Cuatro Fantásticos también me hacían gracia, aunque había detalles que me cansaban un poco. Por ejemplo, nunca entendí cómo era posible que este tipo de superhéroes fuese capaz de largar aquellas parrafadas tan largas mientras se estaban zurrando. Muy estadounidense, aquello.
En fin, que lo fui dejando. Hoy en día el mundo del cómic me da pereza, pero comprendo que haya legiones de frikis que lo siguen. La fantasía tiene mucho gancho, y más en épocas tan grises como esta.
@ doctor Krapp:
Sí, los años tienen mucho que ver, es cansino leer mil veces la misma historia. A pesar de que me gusta el género, lo leo poco. Con la serie de Sandman he vuelto a leer la historia, y sigue siendo una maravilla
@ Rodión:
En realidad no sé qué sueldos pagará Ironman a sus currelas, pero me hace gracia el personaje de rico que en vez de utilizar su músculo económico para mejorar el mundo, se pone unas mallas y le zurra a unos pringaos en un callejón.
@ Rick:
Tienes razón, había peleas en las que se mantenían diálogos más largos que en lo que el viento se llevó. Otra convención del género que me chirría es la de darse de sopapos a la primera de cambio, después descubren que están en el mismo bando y nada, tan amigos. Los Cuatro Fantásticos mantienen mal que bien el sentido de la maravilla, ideas locas y argumentos delirantes y sugestivos, Spiderman me parece, junto Batman, de lo más sobado que hay.
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