Hoy sacamos a debate público un tema mollar, de los que implican asuntos trascendentales como la geopolítica, la estructura del estado y los fundamentos del derecho. Tenemos que irnos hasta Guinea Ecuatorial, antigua colonia española, enclave clave para cualquier patriota que se vista por los pies, preocupado por el devenir de una pequeña parte de nuestro glorioso imperio. El protagonista es ni más ni menos que Baltasar Ebang Engonga, alias El Bello, que hasta hace nada presidía la Agencia Nacional de Investigación Financiera, aunque en realidad se dedicaba a investigaciones más carnales que fiduciarias. Todos le creían trabajando en su despacho a tiempo completo, bregando en los procelosos mares financieros. Ya saben, temas de gran calado estructural como las tasas de decrecimiento positivo de los pasivos semovientes, evolución de las materias primas en mercados emergentes a contracorriente, o el blockchain de acciones evanescentes en el sector lácteo. Quizás se dedicara a ello, pero después de que salieran a la luz varios cientos de videos en los que se le ve en su despacho follando a destajo, no sabemos cuánto tiempo le quedaría libre para estudiar las tendencias epilépticas del índice Nikkei o temas anexos. Para colmo, muchas de las mujeres a las que recibía en audiencia privada eran esposas de autoridades civiles y militares. Vamos, que el bueno del Bello se ha zumbado a medio estado guineano. Además, Baltasar no tenía desatendidas a las solteras, con las que también despachaba regularmente. Algunas veces levantaba acta ante ciudadanas mientras al fondo ondeaba la bandera guineana, un detalle patriótico que muchos no han sabido entender. Hay que decir que el Bello no tenía reparos en trabajar fuera de su despacho. En muchos videos se le ve trajinando en baños públicos y hoteles, lo que habla muy bien de su productividad.
Baltasar el Bello ha coronado a un montón de altos cargos que ahora claman venganza. Le han trasladado de su flamante y querido despacho en la Agencia Financiera a otro más recoleto en la cárcel de Black Beach en Malabo. Quizás ahora pueda estudiar los flujos de capital-riesgo en el sector agropecuario o la política de recursos humanos en las policlínicas virtuales, porque sus otras faenas tendrán que ser postergarlas. Tal ha sido el revuelo creado que el mismísimo Teodorín Nguema Obiang, vicepresidente de Guinea y casualmente hijo del presidente Teodoro Obiang Nguema, ha salido al quite para recordar que las oficinas gubernamentales son para efectuar labores administrativas nada más, y el que quiera folgar que lo haga en su casa fuera del horario de trabajo. Pero claro, Guinea es un país que el presidente Obiang gobierna como si fuera su cortijo desde los tiempos de la tele en blanco y negro, normal que un subordinado suyo se haya desorientado un poco.
2 comentarios:
Aquellos que lo condenan se equivocan, pues este hombre ha hecho feliz ha muchas mujeres necesitadas de placer carnal. Ha hecho el bien. Todos y todas debiéramos seguir su ejemplo, y practicar algo que nos viene gratis de nacimiento, sin prejuicios estúpidos que nos complican la vida.:)
Pues aún ha tenido suerte, considerando que se pasó por la piedra a las señoras de medio gobierno guineano. Siendo como son los gobiernos de ese tipo, raro es que no le hayan decapitado, o algo por el estilo. ¿Te imaginas que eso mismo hubiera pasado en Corea del Norte?
Ese tipo de actitudes, en ese tipo de países, debería ser considerado como actividad de riesgo.
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